NUEVO LAREDO.- Las llamas aparecieron de pronto y comenzaron a consumir todo a su paso en la habitación de Sanjuana y su pequeño hijo de 3 años. La joven madre trató de sofocar el incendio con una manguera, pero fue imposible.
Rápidamente tomó al niño, corrió hacia la salida y apenas logró llegar a la calle antes de que toda la casa se convirtera en un infierno.
Eran las 11:30 de la mañana cuando se recibió la llamada de auxilio desde la colonia Victoria. Allá, en la cuadra 625 de la calle Arteaga, el infierno surgía dentro de una vivienda.
Bomberos, personal de Protección Civil y socorristas se unieron para combatir el fuego y ayudar a las personas afectadas.
Cuando el grupo llegó, afuera, junto a la vieja reja de metal, Sanjuana observaba llorosa cómo las llamas consumían todo su patrimonio.
“Pudo ser el calentador que hizo corto”, dijo Sanjuana a los bomberos mientras cargaba a su pequeño cubierto apenas con una toalla. Eso y la ropa que llevaban puesta es todo lo que se salvó del voraz incendio.
“Me encontraba dentro de la casa junto con mi hijo de 3 años cuando empezó el incendio y quise tomar una manguera para sofocar el fuego, pero ésta no me alcanzó”, contó Sanjuana.
Dentro de la vivienda de material, el fuego se “daba gusto” y devoraba todo a su paso. Los bomberos necesitaron de mucho esfuerzo para poner el incendio bajo control.
En menos de una hora, todo había terminado, pero cada una de las pertenencias de Sanjuana y su hijo ya se habían convertido en cenizas.