Los azúcares son las biomoléculas más abundantes del mundo. De hecho, se calcula que representan el 70% del peso de toda la materia viva del planeta.
Entre sus múltiples funciones, los glicanos –cadenas de azúcares– son responsables de algo que a menudo se pasa por alto: la comunicación entre células.
Azúcares, disfraz eficaz para pasar desapercibido
Casi todas las estructuras biológicas –como las membranas celulares y las proteínas – están recubiertas de una capa de glicanos. Esta capa externa es fundamental para los procesos infecciosos, en los que un agente patógeno interactúa directamente con la superficie de nuestras células. Y el SARS-CoV-2, el virus que causa la covid-19, no es una excepción.
Aproximadamente un 70% de toda la superficie de la proteína espícula está recubierta de glicanos, tal y como demuestra un estudio liderado por Rommie Amaro, de la Universidad de California en San Diego. “Los azúcares escapan a lo que podemos ver bajo el microscopio”, explica el científico investigador Amaro Fadda
En el caso del SARS-CoV-2, los azúcares resultan fundamentales por partida doble. En primer lugar, porque estabilizan la espícula en una conformación que le permite encajar con los receptores ACE2 de nuestras células, el proceso que inicia la infección.
Asimismo, este recubrimiento de azúcares también ayuda a camuflar al coronavirus de nuestro sistema inmunitario. “Todas nuestras células están recubiertas de azúcares”, explica Fadda.
Un grupo de investigadores realizó una simulación por computadora para reconstruir el glaseado de glicanos (azúcares) que recubre a la proteína espícula del SARS-CoV-2.https://t.co/BzxJ1uGwWp
— El Financiero (@ElFinanciero_Mx) January 20, 2021
El coronavirus ha desarrollado un glaseado indistinguible del de nuestras propias células y consigue pasar desapercibido. “Si la proteína pululara por ahí ‘desnuda’, nuestro sistema inmunitario la reconocería inmediatamente como una amenaza. Gracias a los glicanos, el virus no parece un extraño”.
Estas nuevas imágenes de la proteína espícula del coronavirus son muy diferentes de las que estamos acostumbrados a ver. En esta imagen se representa la proteína espícula en azul claro, y su recubrimiento de azúcares en azul oscuro (véase imagen superior).
Las simulaciones por ordenador también revelan que este “glaseado” es menos eficaz resguardando a la proteína de moléculas pequeñas, que podrían acceder sin problemas a en torno al 80% de la superficie. Descubrir las partes más vulnerables de la espícula puede ayudar a los investigadores a encontrar fármacos más eficaces contra la covid.
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El estudio de los glicanos que recubren al coronavirus también es fundamental para el desarrollo de vacunas. Las vacunas de Pfizer-BioNTech, Moderna y AstraZeneca utilizan nuestra propia maquinaria celular para crear copias de la proteína espícula del coronavirus y generar una respuesta inmunitaria sin que tengamos que sufrir la enfermedad.
Esto provoca que, a veces, las vacunas generen señuelos imperfectos que provocan una respuesta inmunitaria más débil. “Las diferencias son mínimas, en ningún caso tan dramáticas como para afectar a la eficacia de las vacunas”, aclara Fadda. “Lo importante es entenderlas, estudiarlas y aprender para el desarrollo de futuras vacunas”, finalizó.