Main logo

Vive en los corazones

Recordamos la vida y obra del talentoso compositor Raúl Gómez Rejón

Escrito en CULTURA el

Cierra sus ojos rodeado del cariño de sus seres amados y acompañado de los temas que le hicieran famoso, el compositor y empresario Raúl Gómez Rejón, quien a los 94 años de edad partió de este mundo lleno de paz y con un camino recorrido colmado del reconocimiento por sus aportaciones a la música.

Hoy su luz no se apaga, permanecerá encendida en cada poema hecho canción; temas cómplices del romanticismo y con las cuales generaciones se han enamorado al compás de la música de trío y bolero.

Compositor progreseño, Raúl Gómez Rejón, nació en la ciudad de Campeche, el 12 de diciembre de 1925. Fue hijo de Don Ermilo Gómez Cisneros y de la Señora Josefa Rejón Tejero, hermana del poeta Esteban Rejón Tejero. A los seis meses de edad cambiaron a su padre, empleado aduanero, a la Aduana de Progreso, donde se radicaron desde aquel entonces. Después de cursar sus estudios primarios y secundarios en la ciudad y puerto de Progreso, ingresó a trabajar a la Aduana Marítima e hizo amistad con Alonso Bolio Mendiburu. Aprendió a tocar la guitarra gracias a las enseñanzas que le impartió este último, también empleado aduanero.

En 1940, formó y fundó el “Trío Porteño”, integrado por los hermanos Raúl y Ermilo Gómez Rejón y Ramón Echalaz, tres voces que deleitaban al auditorio de la XEMQ, la “Q” de Yucatán, desde Mérida, a través de los programas radiofónicos “Regalo Musical” que patrocinaba Ramón de la Cruz C., “El hombre que le viste elegante de la cabeza a los pies”, los lunes, miércoles y viernes a las 7:30 de la tarde y los domingos a las 12:30, quien les patrocinó en diciembre de 1943 también un cancionero, exclusivamente con las composiciones de Raúl Gómez Rejón.

El “Trío Porteño” era anunciado como “Los nuevos embajadores de la canción moderna” y eran presentados por el locutor Raúl Castillo Cecías, Jefe de Publicidad del establecimiento de Ramón de la Cruz C, ubicado en la calle 62 No. 507-A. También actuaron en la radio difusora XEFC del impulsor de la canción yucateca, don Rafaél Rivas Franco. El trío interpretaba, más que nada, las composiciones de Raúl Gómez Rejón, siendo dos de sus más famosas canciones las tituladas “Dime que sí” y otro bolero que se cantó mucho en las serenatas que el trío llevaba a las novias de Progreso y a las temporadistas en el verano, “Dos enamorados”.

Ésta última fue grabada en 1951 con gran éxito por el “Cuarteto Armónico”, cuando estuvo integrado por los hermanos Raúl y Julio Salazar Erosa, Carlos López González “El Chaflán” y Andrés Gutiérrez Malvárez, con el nombre de Dos enamorados, para un disco de 78 rpm de la marca “Peerless”, No. de catálogo 3870. La canción “Dime que sí”, fue grabada diez años después por el Cuarteto cuando ya estaba integrado por los hermanos Salazar, Carlos López y Antonio Córdova de la Vega que suplió a Andrés Gutiérrez al retirarse este del grupo en 1952, pero se grabó en 1961 con el título de Tengo temor, para un disco sencillo de 45 rpm siempre de la “Peerless”, No. de catálogo 7512.

En 1946 y a invitación del locutor y productor de radio, Ramiro Gamboa, había viajado con su trío a la Ciudad de México, donde se presentaron en el programa de la XEQ “Crisol de Estrellas” y tuvieron actuaciones en los centros nocturnos “El Patio” y “San Zucí”. Tiempo después, Ramón Echalaz se retiró del “Trío Porteño” y ocupó su lugar Carlos “El Chel” Peraza Ancona. En el año de 1971, en plena época de su apogeo, el compositor Armando Manzanero, cantando a dúo con la juvenil “Novia de México”, Angélica María, grabaron la canción “Todo puede ser”, de letra y música de Raúl Gómez Rejón, para un disco de larga duración LP de la marca “RCA Victor”, No. de catálogo MKL/S-1897.

Posteriormente, Gómez Rejón se marchó al norte del país, enviado a la Aduana de Nuevo Laredo, Tamaulipas; donde se quedó a vivir y después fijó su residencia en Laredo, Texas, en los Estados Unidos. Es en esta parte del país donde fundó su hogar, su trabajo lo colocó como una de las figuras relevantes en la frontera y echo raíces, que dieron como fruto una hermosa familia por medio de la cual su legado siempre vivirá.