'Soy un asesino' es un documental de Netflix que consta de dos temporadas y varios capítulos cada una, en un episodio narra el terrible acontecimiento que ocurrió en Laredo Texas a principios de los años 90, los acusados del crimen Miguel Ángel Martínez y Miguel Ángel Venegas cuenta su versión de los hechos en el documenta.
El 18 de enero de 1991 Laredo se estremeció con el triple asesinato de un pastor y dos trabajadores que fueron encontrados sin vida en una residencia al norte de Laredo en una masacre con tintes satánicos.
Este triple crimen donde se usó un hacha como arma homicida, se exhibe ahora en un documental de Netflix denominado "Soy un asesino" en la primer temporada y cuarto capítulo llamado "Simpatía por el Diablo", se narra la historia de Miguel Ángel Martínez y Miguel Ángel Venegas, dos jovencitos laredenses acusados de ser los autores materiales del bestial triple crimen.
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En el documental se incluyen entrevistas tanto con Martínez como con Venegas, quien por pimera vez hablará públicamente del caso.
Martínez tenía 17 años cuando se cometieron los tres asesinatos y tras ser capturado y procesado, fue sentenciado a la pena capital en 1992 pero luego, tras múltiples apelaciones, se le conmutó la pena por cadena perpetua.
Venegas tenía 16 años y no pudo ser juzgado como adulto por lo que no fue elegible para la pena capital por lo que al declararse culpable fue sentenciado a 41 años de cárcel.
A ellos se les acusó de dar muerte a James Smiley, de 33 años, gerente del restaurante Arby's y pastor de una iglesia local, así como a Rubén Martínez, de 20 y a Daniel Dueñez de 14, éstos dos últimos de Nuevo Laredo.
La noche del crimen Martínez y Venegas fueron a la casa de Smiley para robar y comprar drogas, Martínez tenía llaves de la casa porque había trabajado para Smiley. Los dos jóvenes entraron a la residencia armados con un bat de béisbol, un hacha y cuchillos que les dio su amigo Manuel "Milo" Flores, hijo del entonces juez de Distrito del mismo nombre.
Martínez dijo que Venegas quería cometer daños en la casa pero repentinamente cambió de parecer y dijo que Satanás quería el alma de las personas que estaban en la casa y los comenzó a masacrar con el hacha.
Los jóvenes se llevaron una televisión y el carro de Smiley que vendieron en Nuevo Laredo para luego regresar a la casa de Milo Flores.
En la escena del triple asesinato las autoridades encontraron señales de ritos satánicos como un Cristo invertido en la recámara de Smiley.
En el documental de Netflix Venegas admite que cometió el triple asesinato y dijo que desde los 8 años pensó que era hijo del Diablo.
Agregó que cuando fue al pasillo trasero después de haber matado al hombre en el sofá, una de las víctimas se despertó, lo miró y volvió a dormir. dijo: "Estoy pensando: "El diablo me ha dado la espalda".
Venegas confirmó que realmente creía que el diablo iba a matarlo si no mataba a esa gente.
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Uno de los oficiales en el momento de la investigación le dijo a Netflix: El nivel de violencia fue increíble sus cuerpos, sus cabezas destrozadas. En el dormitorio principal el crucifijo había sido volteado.
En el documental también se trató de entrevistar a Flores pero no accedió, aunque su padre, el ex juez Manuel R. Flores, dijo que jamás hubo evidencias para incriminar a su hijo y un gran jurado lo decidió así.
Esta versión fue corroborada por el entonces fiscal de Distrito José M. Rubio Jr., quien llevó el caso personalmente.
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El triple asesinato será recordado siempre en Laredo ya que dejó marcada a una comunidad con un crimen pocas veces visto y con tintes satánicos que ahora se confirman con el documental grabado por Netflix en el programa llamado "I'm a Killer".
'Soy un asesino' documental de Netflix
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