RELATOS CRIMINALES

Historias de terror en la vida real: Los narcosatánicos conoce su historia.

El grupo de asesinos seriales que aterrorizaron a todo el país en la década de los 80; realizaban sacrificios humanos y canibalsmo.

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Escrito en NACIONAL el

Adolfo de Jesús Constanzo, cubano que vivia en  Miami, Estados Unidos, era hijo de una sacerdotisa que hacia rituales  de palo mayombe,  práctica ancestral originaria del Congo, estas creencias se basaban en poderes ocultos que permiten conectarse con espíritus del más allá mediante objetos naturales, especialmente palos.

Constanzo llegó a México en 1983 para trabajar como modelo, pero las enseñanzas de su madre, deconstruidas por su idiosincrasia alrededor de las drogas y el dinero, poco a poco le dieron popularidad en Matamoros como santero, sanador, mago y demás motes que se le quieran adjudicar a aquellos que supuestamente cambian el mundo de quienes los siguen.

Al comenzar a ser reconocido por su “trabajo” de médium, el cubano fue arropado por los círculos de poder tamaulipecos de aquel entonces , entre cuyos integrantes se encontraban algunos narcotraficantes, que lo comenzaron a considerar como su líder espiritual.

Fue así como "El padrino" como le apodaron comenzó a asaltar cementerios buscando huesos humanos para su caldero. El culto respaldaba la ideología de que los espíritus de los difuntos serían más poderosos si se utilizaban sacrificios humanos y no cadáveres viejos.

Así iniciaron los asesinatos: más de veinte víctimas cuyos cuerpos mutilados fueron hallados en la Ciudad de México y sus alrededores.

Se dio Inicio a una oleada de desapariciones 

Una oleada de desapariciones comenzó a presentarse y fue así como siete miembros de la familia Calzadas aparecieron muertos sin sus cerebros, dedos, oídos, y, en un cuerpo, sin la columna vertebral.

El Padrino se relacionó y amistó con un cártel emergente, los hermanos Hernández, y en 1987 reclutó a una joven llamada Sara Aldrete, quien se convertiría en la alta sacerdotisa del culto. También se convirtió en la principal reclutadora de nuevos integrantes y víctimas.

Sara se dedicaba a reclutar a personas enseñándoles la película The Believers, un thriller del año 1987 en la cual un culto en la ciudad de Nueva York realizaba sacrificios humanos para ganar dinero e influencias, los miembros del culto eran obligados a ver la película una y otra vez como forma de adoctrinamiento y acostumbrarlos a la ideal del sacrificio humano.

El rancho Santa Elena

En el año 1988, Los Narcosatánicos se mudaron a su nueva sede un rancho  llamado Santa Elena en la ciudad de  Matamoros. Era una casa en la mitad del desierto en donde comenzaron a ejecutar asesinatos con rituales más sádicos y sangrientos.

Además de que el lugar era perfecto para albergar cargamentos de marihuana y cocaína, asesinar a extraños y a miembros de cárteles rivales.

Fue el 13 de marzo de 1988 que la historia comenzaría a ganar notoriedad después de la desaparición un estudiante estadounidense de 21 años de edad llamado Mark Kilroy, y cuyo homicidio y sus detalles desatarían pánico entre las autoridades de México y Estados Unidos.

Una búsqueda por los asesinos, coordinada entre ambos países, que terminaría con un enfrentamiento armado en las calles de la Cuauhtémoc, en la capital del país.

La balacera que se registró en la calle de Río Serna, fue así como se dio a conocer a la población por medio de los medios de comunicación  un hecho insólito que llamó su atención: al momento de las detenciones el líder de la célula, Adolfo de Jesús Constanzo, en una escena de película, le pidió a uno de sus discípulos que le disparara. Consumado el hecho, el sometido se suicidó.

Con la información de Serna uno de los detenidos en el incidente, fue cuestión de tiempo para que tanto autoridades mexicanas como estadounidenses dieran con un rancho llamado Santa Elena, en Matamoros, a unos kilómetros de la frontera con Estados Unidos, en donde encontraron enterrados 13 cuerpos mutilados de victimas que habían sido asesinadas solamente para quitarles los órganos y preparar el brebaje de los “narcosatánicos”.

El brebaje

Se sabe que los integrantes de la banda acostumbraban a beber un brebaje hecho con restos humanos, sangre, tortugas desechas y ajos que, supuestamente, les daba poderes sobrehumanos, como el de la invisibilidad, mismo que les ayudaba a ser más exitosos en su carrera criminal

Después de un tiempo en el que algunos de los integrantes de la banda estuvieron prófugos finalmente Sara Aldrete o La Madrina, Omar Francisco Orea Ochoa, Martín Quintana Rodríguez, y Álvaro de León Valdés, alias El Duby fueron atrapados, aunque se sabe que otros miembros  nunca fueron atrapados.