Main logo

Banco Longoria, un recuerdo del pasado

Escrito en NUEVO LAREDO el

El empresario Octaviano Librado Longoria García ubicó a Nuevo Laredo en un centro de poder económico tangible algunas décadas atrás, su emblemático edificio ubicado en el Centro Histórico de la ciudad permanece en pie como un recuerdo del pasado.


En 1994 cuando don Fernando Garza González fuera cronista de la ciudad, narró en esa ocasión que el singular personaje habría dejado huella en esta ciudad.


“Don Octaviano Librado Longoria fue un ciudadano de Ciudad Mier, neolaredense por adopción que se estableció aquí manejando actividades incluyendo el cambio de divisas”, dijo.


Garza González citó que con estos movimientos pudo acumular un capital considerable en los años treinta y decide incursionar de forma organizada en el Banco Longoria, al igual que el empresario, en la localidad estaba don Candelario Guajardo.


Los censos de 1930 arrojaron que tan sólo en esta época había más de 16 mil habitantes, el puerto fronterizo era distinto en su imagen urbana y su población veía el auge en muchos aspectos y muchos de sus habitantes se beneficiaron con el apoyo financiero del Banco Longoria.


Construyó un edificio importante a finales de la década de los veintes, mismo que aún existe sobre la avenida Guerrero y la calle Bravo en el corazón de Nuevo Laredo.


El edificio del Banco Longoria se edificó en la esquina de la calle Belden y avenida Matamoros, de espaldas al norte y entrada por el sur.


En su entrada principal se instalaron dos enormes columnas de estilo neoclásico que llaman la atención.


Son tan singulares que hasta la fecha en la localidad no han sido igualadas, algunas han sido semejantes en algunas casas en zonas residenciales, pero no en las mismas dimensiones.


“En aquellos años después del término de la Revolución Mexicana cuando aún no se legislaban las operaciones bancarias, pero tampoco existía un cuerpo federalizado que respaldara los dineros públicos.


“Otro personaje que también fue reconocido por la comunidad fue el señor P. Chavarría, que efectuaba operaciones y depósitos para servir a las personas que creyeron en su honestidad”, indicó el cronista de ese entonces.


La honorabilidad se anteponía, era de ley la honestidad y demostrarla, mejor, una acción que daba muestra de la calidad de persona y confianza que se le tenía.


Añadió que cuando Octaviano Longoria estableció su primera institución formal, la ciudad de Nuevo Laredo era aún muy pequeña.
En aquel entonces la ciudad fronteriza contaba con una población en crecimiento, la construcción del edificio era única y se asombraron de las dimensiones y estilo.


Sus líneas eran consideradas fantásticas y armoniosas en aquellos años cuando el común denominador de las construcciones era de un piso o dos, pero con estilo norestense.


Los cinco miembros de la dinastía, Octaviano Librado, Chito, Alcide Federico, Eduardo, Shelby y Alfredo, su esposa Sara Theriot y Lilia, forman el núcleo familiar del empresario.


Todos ellos pese a su juventud, participaron en los negocios de su padre que empezaron a ir viento en popa.


“Un mal momento hizo que el señor Longoria terminara con su vida, una decisión personal muy íntima por conceptos respetable”, mencionó.


Destacó que había terminado la vida de un hombre que había alcanzado el éxito en sus negocios, el suceso ocurrió en las oficinas del segundo piso del Banco Longoria.


Agregó que sus hijos mayores estaban preparados, lo suficiente para seguir el camino de su padre y continuar en los negocios, un camino trazado.
El Banco Longoria continuó funcionando por Alcide Federico, mientras su hermano Octaviano Librado se inclinó por la industria y operaba una despepitadora de semilla de algodón.


El resultado era la producción de aceites comestibles que lo hizo próspero como su progenitor, muy pronto fue distribuidor en todo el país.
La industria que manejaba requería de plantas paralelas y así se fundó la fábrica La Carolina que producía grasas vegetables, como Sarita y el conocido jabón Gloria, además de lejía para lavar la ropa.


Enfatizó que existía en ese entonces la sucursal del Banco Nacional de México en la ciudad y entre las dos industrias atendían las necesidades de una población creciente.


El banco desarrolló un plan de expansión que le permitió instalar sucursales en las más importantes ciudades del país, al ocurrir la estatización de la banca bajo el gobierno de José López Portillo, cambió su nombre al unirse a otros bancos.


Detalló don Fernando González que la familia Longoria logró establecer la más grande productora de aceites de toda Latinoamérica al extender sus acciones hasta llegar a instalarse en la Ciudad de México.


Era la época en que se explotaba la siembra del llamado oro blanco, el algodón, dando un gran impulso a las actividades agrícolas y a la economía de la región.


Las fábricas fueron incautadas por el gobierno federal para asegurar su intervención en la industria y la planta local pasó a manos de paraestatales; la familia Longoria determina dejar la empresa.


El bello edificio del Banco Longoria quedó en renta a otra sucursal bancaria, en 1994 anuncia que las oficinas serían cerradas al público; en él habían desarrollado muchos destacados banqueros, empresarios y administradores su carrera.


En la actualidad en el inmueble opera la Coordinación de Entidades Paramunicipales y la Dirección del Centro Histórico, entre otros, y en su interior aún se conservan las cajas de atención al cliente en su inigualable, único y elegante estilo.


HISTORIA
Banco Longoria, un recuerdo del pasado
Para la construcción de este edificio se instalaron dos enormes columnas de estilo neoclásico que llaman la atención de la ciudadanía en esa época
En la esquina de la calle Belden y avenida Matamoros, en su entrada principal se instalaron dos enormes columnas de estilo neoclásico que llaman la atención.


Vista parcial de la fachada del Banco Longoria en la avenida Matamoros y calle Belden en el Sector Centro.


Personal que prestaba sus servicios en la institución Banco de México en Nuevo Laredo, Tamaulipas.