Ser de Nuevo Laredo es motivo de orgullo, ya sea por nacimiento o por elección, así lo definen los ciudadanos entrevistados que han encontrado en este puerto fronterizo, un lugar para echar raíces y criar a sus familias, apostarle a negocios y sobre todo ese punto en el mapa al que llaman su hogar que hoy llega a 174 años de fundación.
“Nacer en Nuevo Laredo es un orgullo como mexicano y como tamaulipeco, en mis tiempos de infancia crecí en la colonia Hidalgo, donde la convivencia diaria con los vecinos lograron que hiciéramos una gran familia en esa populosa colonia; hoy conocemos a sus descendientes por sus apellidos, por sus familias, logrando enriquecer el amor que le tenemos a Nuevo Laredo”, expresó Fernando Rodríguez Garza, presidente del Consejo de Instituciones de Nuevo Laredo.
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Crecer y convivir en la ciudad, envuelve una mezcla de tradiciones y cultura formada por la diversidad que distingue a Nuevo Laredo al haber adoptado una constante migración como parte de su identidad homogénea.
“Atender los domingos a misa en la iglesia Santo Niño y después disfrutar de una nieve o paleta recorriendo la Plaza Juárez y la Plaza Hidalgo. Disfrutar todo eso nos envolvió en la educación cívica que hoy deseamos volver a esos tiempos. Ser neolaredense es tradición y cultura, amistad y atención a quienes llegaron de otras tierras para quedarse aquí y formar sus familias”, añadió.
RESILIENCIA
La resiliencia, explicó Rodríguez Garza, es un valor intrínseco en todos y cada uno de los neolaredenses que no sólo han sabido enfrentar los retos y embates que ha enfrentado la ciudad, sino que han salido adelante y hecho crecer a Nuevo Laredo económicamente.
“Nos hicieron ser resilientes, adaptarnos a la adversidad, a la tragedia y estar alertas al problema diario, pero no dejaremos a nuestra tierra ante esa adversidad”, puntualizó.
LUGARES ICÓNICOS DE NUEVO LAREDO
Desde el Monumento a Los Fundadores, hasta la Rotonda de Benito Juárez, la Catedral, el Reloj de la Plaza Hidalgo y sus atardeceres, Nuevo Laredo tiene imágenes icónicas que forman esa identidad visual que recuerdan a cada ciudadano la tradición e historia de la aduana terrestre más importante de Latinoamérica, con su pujante economía y su constante intercambio cultural con el vecino país del norte.