En un estudio realizado por la Secretaría de Salud en más de 3 mil 500 menores neolaredenses de 6 a 12 años, se diagnosticó al 70 por ciento con caries y al 80 por ciento con gingivitis (inflamación de las encías).
Estos problemas bucodentales son derivados por el alto consumo de azúcares y alto tiempo prolongado en la boca; en el caso de los niños los ingieren con mayor frecuencia, dijo Christian Alcántara Rodríguez, coordinadora de Salud Bucal en la Jurisdicción Sanitaria Número 5.
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Ante la mala técnica del cepillado bucal y en algunos casos la nula limpieza dental, se favorece el desarrollo de las caries y la gingivitis, que juntas llegan a causar problemas en el menor, y de no atenderse oportunamente pueden complicarse.
“Estos problemas bucales pueden ser prevenibles con el buen lavado oral, y ahora que cambiamos las sales de flúor por barniz de flúor, en los menores y la población en general, confiamos en que tendremos buenos resultados, pero sí es importante que en casa se tenga el hábito de la limpieza bucal”, expresó.
Con este nuevo tratamiento de flúor las personas tienen una protección más amplia, que son seis meses, y con las sales de flúor era sólo 15 días, además ayuda y previene en la sensibilidad dental,
Recomendó lavarse los dientes tres veces al día, pero antes de irse a dormir, es mucho más, ya que es por la noche cuando más se acumulan las bacterias y más daños bucales se presentan.
Los menores, comentó Alcántara, con una boca sana no presentan dolor y tienen un desarrollo adecuado físico, psicológico y social, pero cuando se altera la salud bucal por la presencia de dolor e infección por caries o gingivitis, esta armonía se ve afectada y disminuye la calidad de vida de quien las padece, por lo que exhortó a los padres de familia a fomentar el hábito bucal en sus hijos, y la aplicación correcta del cepillado dental con el uso de cepillos suaves y cerdas medianas.