La ciudad de Nuevo Laredo iba caminando hacia una nueva urbanización. Poco a poco se avanzaba en alcantarillado, pavimentación, servicios básicos; entre otros servicios.
Uno de los avances, por desgracia y como sucede en cada ciudad que alcanza un determinado grado de perfeccionamiento, fue el de las adicciones, las personas encontraban a las drogas como "la nueva taza de café".
En una ciudad convulsa por haber encontrado una nueva fuente de ingresos elevados, hubo una familia que trasladó sus actividades económicas legales y, por lo tanto, lícitas; en actividades ilegales y, perseguidas por las autoridades.
Como es conocido, en aquel entonces, muchos grupos encontraban la forma de operar bajo el auspicio de las autoridades a cambio de una dádiva o un pago por derecho de piso o por permitirles trabajar. Eran otros tiempos.
Todo se había mantenido en una aparente calma. La familia que en otro tiempo eran campesinos, ahora se dedicaban al tráfico de la hierba "juana". Esa familia era los famosos Reyes Pruneda, comandada por la madre de los hijos, Simona Reyes Pruneda.
Gozando de una casi inmunidad legal, habían acaparado cada vez más y más poder. Llegando al grado de negarse a pagar a las autoridades por el "derecho de trabajar".
Ante esta situación, el gobierno envió a sus agentes para forzar a la familia a realizar el pago requerido y que todo siguiera en paz; pero, la respuesta de Refugio "Cuco" Reyes Pruneda dejó un futuro incierto para todos.
Estando en el clásico restaurant de la ciudad, La Siberia, Cuco, negándose a pagar, asesinó a balazos a los agentes federales Rafael Hernández Hernández y Álvaro Díaz de León, cuando ellos intentaron apresarlo. Era el 2 de noviembre de 1970.
La guerra se desató. La otrora familia abnegada que vivía del campo, ahora era una piedra incómoda en la agenda política de la ciudad. Si otros grupos seguían su ejemplo de rebelarse ante las autoridades eso se volvería inaguantable.
Doña Simona, la líder. Era de carácter, recia y decidida. Solamente ella podía guiar, o controlar mejor dicho, a sus violentos y sanguinarios hijos.
De todas partes de México; por ejemplo Matamoros, llegaron agentes y personal político con la consigna de detener a los que se había sublevado. Pero ninguno pudo hacerlo; hasta que llegó "El fiscal de hierro".
Su nombre, Salvador del Toro Rosales "El fiscal de hierro" y tal como el hierro; duro, rígido, inalterable, incorruptible. Su fama le precedía. Era el encargado de limpiar la zona de los grupos rebeldes.
Sus métodos, excesivos; aunque eficientes. Primero, finó a Cuco Reyes; acto seguido, Simona terminó en el Penal. Todos los sospechosos de pertenecer a la banda debían ser detenidos y llevados a la cárcel.
Su andar, misterioso y con suma cautela. Sus fotos son escasas y hay una razón para eso, sabia que debía cuidarse de los demás. Así solamente podría sobrevivir.
Su apodo, ganado a pulso. El famoso "abogado del diablo" Francisco Javier Bernal trató de sobornarlo. No podía, él era incorruptible. "El fiscal de hierro" mandó a encerrar al abogado.
Hacia 1975, la mitad de la banda de los Reyes Pruneda estaba muerta o tras las rejas. La historia del fiscal Salvador del Toro Rosales fue tan famosa que se realizaron cuatro películas sobre él y los Reyes Pruneda; protagonizadas por el icónico actor mexicano Mario Almada y la actriz Lucha Villa, en el papel de Ramona Pineda.