PASADIZO SECRETO

La historia política de Nuevo Laredo, entre saqueadores y traidores

Escrito en OPINIÓN el

Hoy para esta ciudad podría ser un día cualquiera, sin embargo, el hecho de recordar equívocos actos pasados, sí, de esos personajes que han tenido la suerte de haberla gobernado y el recapitularlos, sí que sería algo vergonzoso; confirmando con esto que, generacionalmente, ha transcurrido gran parte de la historia política de Nuevo Laredo, entre saqueadores y traidores.
Décadas y décadas han pasado desde que ese viejo Laredo se organizó para dejar de ser un pueblo de paso y convertirse en una gran ciudad, gracias a la participación de esos preocupados ciudadanos, pujantes empresarios, visionarios comerciantes que hicieron ver sus proyectos gradualmente.
Entonces, esas ganas de tener una ciudad modelo, bien trazada que contara con las mejores comodidades, servicios públicos, plazas y escuelas que fueran ese orgullo ante la mirada de sus propios ciudadanos y visitantes, era el deber ser de esos excelsos hombres y mujeres, esos que no escatimaban gastos, aportando su propio dinero, ni esfuerzos personales, esos que por igual se unían y exigían ante la pasividad de sus propios gobernantes.
Cierto es que, por esto, aun en épocas modernas se aprecian los vestigios, esos “testigos” que dan testimonio de que Nuevo Laredo se direccionaba a ser una ciudad ejemplar, motivados muchos de ellos por esa privilegiada posición geográfica, por esa hermandad fronteriza con el vecino país del norte, por ese ánimo de ser igual o mejor que los mejores.
Quizá por esto, las cosas, los proyectos, las intenciones eran pensando en grande, por lo mismo sus escuelas, sus edificios públicos, sus plazas y parques, sus hospitales y ante una población aún pequeña, se denotaba con esto que los ciudadanos, y sin importar de dónde viniera el progreso, el proyecto, esa exigibilidad tendría que ser acorde a la forma de pensar y desear de ellos mismos.
Toda esa visión de los antepasados por supuesto que logró el que a Nuevo Laredo se le volteara a ver, saber cómo es que lo estaban logrando, reconocer que gracias a su empuje y visión llegaron a tener mejores edificios educativos que la vecina ciudad de Laredo, Texas, hermosos teatros que atraían a mas de un pueblo a conocerlos y disfrutar de sus eventos, plazas de ensueño que las familias gustosas en ellas departían.
Emergían albercas con grandes dimensiones, parques con estatuas o monumentos históricos bien ambientados, edificios que contaban con destacables pinturas u obras de arte de reconocidos artistas.
Por supuesto que Nuevo Laredo y por esas épocas formaba parte de esa corriente progresista y de reconstrucción nacional, pero esto no le quita ni un ápice de valor y esfuerzo de sus propios ciudadanos de esos tiempos, al entender que quien no exige su participación en desarrollo, y quien se queda callado ante esas injusticias de quien los gobierna, estará condenado a sufrir las consecuencias de esos malos funcionarios, de esos que se dicen políticos, representantes de un pueblo.
Hoy Nuevo Laredo “calza” una historia diferente, pues desde unos años se han dejado de lograr grandes proyectos, y esto no ha sido porque la “brújula” que direccionaba a esta frontera se haya dañado, por lo mismo perdido el rumbo, sino que ha cambiado la forma de ver las cosas, al apreciar ahora a Nuevo Laredo como un objeto de deseo, como un “botín” más, en vez de contribuir a seguirle generando progreso.
Mucho se dice que el poco turismo, que la época de auge para Nuevo Laredo ya ha terminado, pero nadie, absolutamente nadie como funcionario, alcalde, diputado local ha levantado la mano para reinventar algo, ese algo que le devuelva a esta ciudad ese tan deseado progreso casi interrumpido, suspensión que no ha sido más que ese resultado de esa pasividad y nula creatividad de los que a esta frontera en las últimas décadas lo han gobernado.
Lamentablemente la política ha hecho a un lado a esos excelentes empresarios, ciudadanos preocupados por su ciudad, profesionistas, comerciantes, al ser los políticos y como funcionarios sobre Nuevo Laredo esos absolutos.
Sin embargo y bajo la figura política, ese progreso sigue estancado, las escuelas más que ser orgullo histórico, son ruinas, sus teatros en total abandono, los centros hospitalarios públicos son una vergüenza, los parques y las plazas feas y deterioradas por el paso del tiempo.
La obra pública va de la mano de la corrupción, en consecuencia, el alumbrado, las calles y avenidas, puentes, banquetas y todo lo que está relacionado al embellecimiento y servicios de la ciudad padecen desde hace muchísimos años de un estancamiento total.
Entonces, se puede considerar que en su mayoría los alcaldes de Nuevo Laredo, con muy pocas excepciones, han sido unos pésimos administradores, faltos de esa creatividad, incompetentes en la administración pública, cerrados hacia lo que la gente en verdad demanda.
Entendiendo con esto que esos pasitos de baile que hacían por las calles cuando andaban en campaña, esos besos y abrazos con el pueblo, esos cientos y cientos de discursos que hablaban a favor de esta ciudad, y al ver cómo está aún Nuevo Laredo, eran completamente falsos.
Que esos eslogans utilizados en campañas políticas y lo que decían, eran por igual una burla para la ciudadanía, al entender que nada de eso se logró, ni mucho menos entre las familias se materializó.
Nuevo Laredo, para progresar, no requiere de un político absoluto, requiere de esa persona que tenga voluntad y ese conocimiento para correctamente administrarlo, direccionarlo de la mano de su propia ciudadanía.
Con tristeza el pueblo ha dado cuenta cómo las administraciones municipales, unas tras otras, más que progreso y bienestar, han generado pobreza entre sus ciudadanos, vergüenza ante la imagen que presenta Nuevo Laredo, comprobar con estos resultados, que esas administraciones municipales, no han estado enfocadas más que en lograr el beneficio propio, saqueándola, manoteándose los cargos públicos cual botín, utilizando para sus propósitos hasta traiciones.
Quizá por eso mismo es que la sociedad, y al ver la forma en que se gastan los dineros del pueblo, les retiró sus ayudas, sus apoyos económicos, como hace muchas décadas era casi una costumbre.
Hoy y el hecho de iniciar una nueva administración municipal liderada por una mujer honesta, trabajadora, perteneciente a una prestigiosa y reconocida familia política, bastará para no considerar que Nuevo Laredo, en este histórico momento, vive un día cualquiera.