RÍO REVUELTO

El temor de los neolaredenses

Escrito en OPINIÓN el

Al abrirse repentinamente el enorme socavón que tragó la camioneta de Protección Civil, además de echar la culpa a la administración anterior que pagó más de 15 millones de pesos para una obra que a los seis meses falló, muchos preguntaron por el nombre de la empresa culpable de ello, pues trasciende que se trataría de la constructora Metro Rey, que de hecho así como muchas de las empresas contratadas por el gobierno de Rivas, no es ni siquiera de Nuevo Laredo, sino de Ciudad Victoria.

Si bien en teoría la empresa habría respondido y reparará el daño debido a que por lo reciente de la obra aún tiene garantía, entre la ciudadanía ha surgido una gran desconfianza por el resto de los tramos que fueron intervenidos y que obviamente se habrían hecho con la misma técnica deficiente.

Más allá de entrar en los tecnicismos de las deficiencias en las técnicas y materiales de construcción utilizados, no hace falta ningún grado de ingeniería para decir sin temor a equivocarse, que lo que hicieron en la calle Guatemala -especialmente en el crucero con Bocanegra- estuvo completamente mal, pues apenas pasaron seis meses y con una lluvia que ni siquiera fue tan pronunciada, colapsó a más de dos metros de profundidad.

Hay que recordar que la obra que abarcó gran parte de dicha vía para instalar el colector del mismo nombre, duró demasiado tiempo, fue una pesadilla para los vecinos de las colonias Zaragoza y Viveros, pues incluso pasaban semanas en las que el avance era prácticamente nulo, por lo que cuando al fin concluyó, los residentes que vivieron entre polvo y lodo por casi un año, creyeron que al menos no se preocuparían por algunos años.

Hoy, tanto los vecinos del sector, como quienes pasan por el lugar con frecuencia, temen que de un momento a otro vuelva a colapsar, especialmente después de algunas lluvias.

Cada vez que hay una seria amenaza de lluvias durante la noche, incluso si cae en fin de semana, se observa muy poca movilidad en la ciudad, pues muchos optan por quedarse en casa ante el temor de que sus autos queden varados en alguna inundación o peor aún, ser tragados por un enorme socavón que se abra repentinamente al ir circulando por la calle, pues es algo que ha pasado en varias ocasiones.

Sin duda, incluso durante la pandemia, los neolaredenses le han tenido más temor a las lluvias que al Covid, pues solo esas amenazas de precipitaciones han logrado que la gente se quede en casa.