RÍO REVUELTO

Una regularización necesaria

Escrito en OPINIÓN el

Nuevo Laredo ha necesitado desde hace tiempo una regularización masiva con urgencia, pues el 55.2% de los vehículos que circulan en esta ciudad son “chocolates” y además de la cuestión ecológica prevalece una problemática de inseguridad, pues por lo menos en uno de cada ocho accidentes viales se abandona el auto -que no tiene registro- y al no estar registrado, no se puede responsabilizar de los daños a terceros y a la infraestructura urbana.
De acuerdo con datos del INEGI, en Nuevo Laredo hay circulando más de 307 mil coches, esto también indica que en cada hogar neolaredense hay en promedio dos vehículos.
El Padrón Vehicular activo de la Secretaría de Finanzas de Tamaulipas, indica en su página de transparencia que en Nuevo Laredo solamente hay 137 mil 548 vehículos registrados legalmente hasta el 31 de mayo del 2021, es decir el 44.8% de los más de 307 mil, lo cual significa que los “chuecos” son más de 169 mil. De estos coches registrados, 58 mil 818 son modelos anteriores al año 2000. Cada año se registran de entre 2 mil 500 carros hasta arriba de 4 mil, en lo que va del 2021 se tienen mil 501 y de 2022 ya se tienen varias docenas de autos registrados.
Obviamente más allá de reactivar el negocio que existía hace años, se trata de empadronar a la mayoría de las unidades que circulan, para evitar que la gente sienta que puede manejar severamente intoxicados y de manera temeraria por las calles de Nuevo Laredo, sabiendo que si causan algún accidente, solo dejan el auto abandonado, pues al no estar registrados, es difícil dar con los responsables.
Ahora que todo regresó a la normalidad en materia de horarios de venta de alcohol en tiendas, restaurantes y bares, muchos comenzaron a sentir una repentina sensación de libertad colectiva, de desenfreno incluso, algo que ya se pudo palpar desde el fin de semana, en el que registró ya una considerable movilidad durante toda la noche, madrugada y todavía temprano el domingo se veían algunos ‘amanecidos’ circulando de regreso a casa en el último nivel de estado de ebriedad.
Si bien la extensión de horarios en los restaurantes y bares hasta la 1 de la mañana y en las tiendas de conveniencia hasta la medianoche en la venta de alcohol benefició a muchos establecimientos, en teoría para el ciudadano común no cambia tanto, más que la comodidad de tener más tiempo para comprar sus cervezas, pero aunque el cambio fue realmente mínimo para este último segmento, se desató algo de desenfreno.