COMPARTIENDO OPINIONES

No a la violencia en contra de la mujer… y del hombre

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Antes de hablar sobre el día en que se recuerda la obligación de la violencia en contra de la mujer, el 25 de noviembre, recordemos que ya, desde 1946, la Declaración Universal de los Derechos Humanos ya nos hablaban de estos principios. Es también un dato interesante saber que fue una mujer, Eleanor Roosvelt, quien tuvo una participación muy importante en la redacción de estos artículos, que fueron avalados por los países miembros de la ONU:
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
“Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
“Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
“Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
“Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.
“Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo”.
Lamentablemente no se han aplicado estos principios en las legislaciones y en la convivencia civil. Por otro lado, muchos grupos han tomado la defensa de la mujer como bandera ideológica, donde la confrontación, y no la inteligencia, son sus bases de acción, usan el vandalismo como recurso, y, tristemente, tienen amplia cobertura en los medios informativos y de internet, donde estos grupos fanáticos son tratados como portavoces de la defensa de la mujer, cuya causa denigran.
Además estos grupos están totalmente ausentes en los lugares donde las mujeres sufren, como entre los refugiados y migrantes. Donde la presunción de inocencia del acusado –cuando es hombre- es totalmente ignorada. El artículo 11 de la DUDH lo dice claramente: “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.”
Muchas veces, los presuntos agresores son condenados, solamente porque hay una denuncia, y no se les da oportunidad de defenderse legalmente. Desafortunadamente la lentitud de los procesos judiciales –tanto a favor como en contra de los acusados-, son culpables de que este artículo sea fácilmente ignorado en contra de la persona acusada: la inocencia se presume, la culpabilidad se demuestra.
Por otro lado, la violencia no tiene género. Cualquier tipo de violencia contra un ser humano es inaceptable, independientemente de si es hombre o mujer. En todo caso, se debe hablar de agravantes cuando la víctima está en desventaja con respecto al agresor, y no encontramos ninguna ley que justifique la violencia en contra de ninguna persona.
Nos toca a nosotros, como sociedad, erradicar cualquier tipo de violencia en contra de la mujer… y en contra de cualquier persona, es la obligación que nace de la sensatez, y al Estado le toca la protección de la sociedad, donde tristemente la impunidad en contra de las agresiones en contra de la violencia hacia las mujeres… y hacia los hombres (que son la gran mayoría de los agredidos), no queden impunes.
El viernes 26 de este mes, la Comisión Diocesana de la Mujer invita a una acción litúrgica en la catedral, en que se nos invita a tomar conciencia sobre nuestra responsabilidad en contra de la violencia hacia la mujer, en la cual, muchas veces hemos sido cómplices o indiferentes ante esta realidad. Hacia un cambio de conciencia, usted tiene la última palabra
padreleonardo.hotmail.com