DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

El marido que se cree gallina

Escrito en OPINIÓN el

“¡Son las 5 de la mañana, y qué! -gritó el marido-. ¡Vengo borracho, y qué y qué! ¡Traigo manchas de lápiz labial en la camisa, y qué y qué y qué!”. Tras proferir esa serie de gritos destemplados el tipo exhaló un suspiro de satisfacción y se dijo a sí mismo: “¡Qué bonito es cuando tu mujer salió de viaje y estás solo en la casa!”... Una señora abordó en la fiesta al doctor Duerf, psiquiatra, y le comentó: “Mi esposo sufre un raro desorden mental. Se cree gallina. Camina como gallina. Rasca la tierra del jardín y se come los gusanitos, igual que las gallinas. En vez de hablar cacarea como gallina”. “Llévelo a mi consultorio -le pidió el célebre analista-. Estoy seguro de que puedo curarlo”. “¡Oh no, doctor! -se alarmó la mujer-. ¡Nos hacen mucha falta los huevos!”. (Y tan caros que están ahora)... Se llama Meñico Maldotado, y es un joven varón con quien la naturaleza se mostró tacaña al repartir los dones de entrepierna. Aun así Meñico no se acongoja por su minusvalía. La otra noche estuvo con una linda chica. Lo vio ella al natural y le preguntó en tono desabrido: “¿A quién crees que vas a satisfacer con eso?”. Respondió Maldotado con una gran sonrisa: “A mí”... Pirulina, muchacha pizpireta, buscó en la sacristía de la iglesia al padre Arsilio. “Necesito su ayuda, señor cura -le pidió-. Soy de carácter débil, y nunca puedo decirle que no a un hombre. Después la conciencia me remuerde mucho”. Le indicó el buen sacerdote: “En mi calidad de director espiritual te diré cómo puedes fortalecer tu carácter”. “No, padre -opuso Pirulina-. Más bien dígame cómo puedo debilitar mi conciencia”... La mujer de la Edad de Piedra entró muy garbosa en la cueva donde se reunían a charlar las trogloditas. Iba luciendo una elegante piel de tigre sable. “¡Felicítenme, chicas! -les dijo alegremente a sus amigas-. ¡Acabo de inventar la profesión más antigua del mundo!”... FIN.