EN VOZ ALTA

Un cambio sí, pero realmente verdadero

Escrito en OPINIÓN el

Como es de todos conocido, el miércoles próximo pasado se aprobó en la Cámara Alta un apartado de la reforma secundaria al Poder Judicial para ampliar el mandato del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, y de los consejeros de la Judicatura Federal (SCJN) de cuatro, a seis años. Dicha reserva presentada por el senador Raúl Bolaños Cacho, del grupo parlamentario del Partido Verde Ecologista de México, “… con el fin de implementar la reforma constitucional al Poder Judicial” -especifica el documento-, fue aprobada por 85 votos a favor y 25 en contra, dentro de los cuales se encuentran algunos miembros del PRI, quienes argumentan que fue tal el “albazo”, que no se dieron cuenta del contenido del artículo transitorio en cuestión.
Mientras estos últimos distraídos senadores priistas solicitaban, sin éxito, que se modificara su voto dado la negativa de conocimiento y acuerdo previo de la intencionalidad de extender los mandatos de estos altos funcionarios, los integrantes del grupo parlamentario del PAN denunciaban “un golpe de Estado” a Morena y sus aliados, acusándolos de legislar en lo obscurito a espaldas de la sociedad. Y aunque la medida, que va en contra de lo que manda la Constitución, específicamente en el párrafo cuarto de su artículo 97, que a la letra dice: “Cada cuatro años, el Pleno elegirá de entre sus miembros al presidente de la Suprema Corte de la Nación, el cual no podrá ser reelecto para el periodo inmediato posterior”, fue definida por Ricardo Monreal, argumentando que dicha medida no transgrede el orden constitucional.
Ahora tocará revisar la minuta a la Cámara Baja, en donde será discutida, debatida, y en su caso aprobada, o modificada, según sea el caso, aunque la oposición ya se adelanta amenazando llevar el tema a instancias internacionales argumentando que la mayoría de Morena y de sus aliados impedirán un cambio a lo ya aprobado por el Senado. A lo que el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, les envió un mensaje desde la Mañanera en donde les recomienda que no coman ansias y que se organicen y pongan de acuerdo para que pongan más atención en los detalles antes de levantar la mano, y que para él, el Ministro Presidente, tiene toda su confianza y en su opinión, muy personal, Arturo Zaldívar, es una persona íntegra, con todas las cualidades y capacidades necesarias para llevar a cabo la transformación del Poder Judicial de la Federación.
Sin lugar a dudas lo acontecido en el Senado de la República a todas luces es arbitrario e inconstitucional, y muy probablemente sea sólo un señuelo para distraer a la oposición, así como otro elemento de negociación política de cara a las próximas elecciones. Pero lo cierto es, que tanto la Suprema Corte de Justicia, como el Consejo de la Judicatura, requieren, no sólo de la implementación de la reforma propuesta, sino que los que la lleven a cabo, estén debidamente blindados de la propia corrupción que corroe hacia el interior de este desgastado organismo. Y no sólo eso, sino que estén ajenos, y aguanten las presiones externas de un régimen antidemocrático, conservador, corrupto y neoliberal que añora regresar al poder para revertir el rumbo de transformación y empoderamiento popular que tanto nos ha costado echar andar.

ADENDUM
Así como nos urge que se implemente lo más rápido posible la reforma al Poder Judicial, así mismo urge una profunda reforma electoral, en la que se revise de manera primordial los perfiles de los consejeros, así como los criterios para su designación, ya que hoy por hoy, éstos están en su mayoría, no sólo abiertamente en contra del avance de la Cuarta Transformación, sino que están descaradamente vendidos y controlados por los mismos grupos conservadores neoliberales que ya no aguantan por regresar a robar al pueblo y seguir desfalcando a la nación.
Ese árbitro vendido que personifican con asombrosa similitud al futbol mexicano, tanto Córdova como Ciro Murayama, deben, no sólo ser depuestos de sus cargos, sino que deben ser privados de su libertad por atentar contra el avance de la democracia y el empoderamiento del pueblo en las decisiones políticas de nuestro país.
Ni un paso atrás en la transformación del país, pero el reto está en hacerlo respetando nuestra Constitución, si no, aunque seamos distintos, nos pareceremos tanto a ellos, que será imposible legitimar el cambio, y que este sea realmente verdadero.