A mi amigo Modesto Seara Vázquez, artífice del nuevo derecho del mar.
Las islas mexicanas son verdaderas centinelas insobornables de la soberanía nacional. Nuestro país es eminentemente marítimo y oceánico, tiene el privilegio de poseer más de 10 mil km de costas, bañada por dos océanos. Lamentablemente a través de la historia le hemos dado la espalda al mar, el cual constituye nuestra tercera frontera, alacena de enormes riquezas. Con más de 3,000 islas enclavadas en sus aguas territoriales y patrimoniales, con una extensión aproximada de 6,000 km².
Muchas forman parte de áreas naturales protegidas como es el Archipiélago de Revillagigedo. Son paraísos rodeados de agua propicios para la investigación científica, la pesca y la explotación de recursos minerales, también el turismo recreativo.
De las más pobladas sobresalen Isla Mujeres (6 km de largo por 2 km de ancho), Cozumel (47 km de largo y 15 km de ancho), Holbox (en el Caribe), Isla del Carmen, Isla Jaina, Islas Marías (María Madre, María Magdalena y María Cleofás). Por su importancia menciono la Isla Guadalupe en Baja California. Existen otras más pequeñas que están deshabitadas. Isla de la Pasión y Contoy, privilegiadas estas por sus más bellas playas blancas y aguas azul turquesa.
Digna de mención es la Isla Ángel de la Guarda, en Baja California (931 km²), con una gran riqueza de flora y fauna (ballenas, delfines, lobos de mar y aves). Isla del Espíritu Santo (80.76 km²), es todo un espectáculo, en contraste con el desierto y sus playas azules.
El Archipiélago de Revillagigedo, integrado por cuatro islas (San Benedicto, Socorro, Clarión y Roca Partida), excepcional para la investigación científica y la conservación del medio ambiente.
Islas Marías que fue por muchos años un presidio con muros de agua, llenas de leyendas negras. El gobierno federal anunció recientemente la cancelación del presidio y la creación de un parque nacional protegido, que completará el esfuerzo de las Islas de Revillagigedo.
Frente a las Costas de Sonora se encuentra Isla Tiburón (1,200 km²), es la más grande de México, habitada por la tribu de los Seris, sitio sagrado de gran biodiversidad (reserva natural).
Isla Navidad entre Colima y Jalisco, paraíso de gran belleza e historia, mitos y leyendas indígenas. De esta isla partió la expedición de Andrés de Urdaneta en siglo XVI, descubriendo “la ruta del tornaviaje”, que abriría la navegación comercial entre la nueva España y el Continente asiático.
Con visión de futuro sería muy importante incluir en los nuevos proyectos de obras de infraestructura e ingeniería que realmente representan soberanía, como el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y el Tren Maya, con una “Nueva Marcha al Mar”, esto detonaría nuestro crecimiento económico y nuevos empleos, con actividades de pesca, cruceros mexicanos, explotación de minerales, petróleo, gas y (nódulos polimetálicos).
Lamentablemente no existe una conciencia insular en nuestro país, recientemente el Gobierno Federal empieza a preocuparse. Debido al descuido y el abandono nuestro país perdió en un arbitraje la isla Clipperton, que al lado de muchas islas fueron refugio de aventureros, filibusteros, piratas y corsarios.
Nuestro patrimonio marítimo es enorme, 3.5 millones de km² (Zona Económica Exclusiva), sumando este al territorio nacional contamos con 5 millones 114 mil km² de soberanía. Los momentos de crisis son de oportunidad para equipar al país, creando universidades del mar, para educar a las próximas generaciones que nos demandaran empleos.
Parodiando al poeta jerezano Ramón López Velarde: “Navegaré por olas civiles, con remos que no pesan, a golpes cadenciosos de hachas se modela por entero una patria impecable y diamantina. Cordilleras impresionantes, majestuosas lo atraviesan, enormes golfos, larguísimas penínsulas, dones de la naturaleza donde se escuchan el rumor de las olas del mar y el bello canto de pájaros de oficio carpintero”.
* Internacionalista