PASADIZO SECRETO

Ahí de Nuevo Laredo aún se palpa la historia

Escrito en OPINIÓN el

Aquí sí que es un lugar muy concurrido; sin embargo, pocos saben lo que ahí ha ocurrido, del paso de los años hacia el presente, ha habido grandes eventos de gente ya ausente, cierto es que hoy a muchos no les falla su memoria, por lo mismo ahí de Nuevo Laredo aún se palpa la historia.

Las llantas de la bicicleta del calor casi se derriten, pero la dirección no se cambia a esa plaza tupida de árboles que en ese sitio aún persisten, la gente cruza de un lado a otro tan sólo al tiempo mirando, ya que de las cosas ahí presentes se pasan una a una ignorando.

De esa llave en la plaza fluye el agua a chorros, de inmediato se arroja la bici a un lado para mojar de los pies hasta los chamorros, un viejo árbol arropa con su frondosa sombra, el tirarse al pasto para descansar a uno que otro asombra.

Nadie nacido o residente de Nuevo Laredo lo podrá negar, que precisamente este sitio es el idóneo para el recordar, no tan sólo como era el bullicio de la gente de antes, sino por igual de sus emblemáticos edificios poco abundantes, ya que este lugar sí que trae muchos recuerdos y sin la mente forzar, justo como aquel “Teatro Concordia” que desde aquí aún se puede imaginar.

Las bancas de la plaza ya no son como antes, de mármol o granito y grabados de letras en negro impresionantes, pero al ser el sitio ya más que tradicional para descansar, no importa si la mano del hombre se ha osado éstas el transformar.

Al vagar la mente hacia esos recuerdos y frente a la propia vista, cruza de pronto una carreta jalada por un cansado burro que casi despista, el anciano baja de inmediato de ésta, pero a paso lento, se dirige a la llave de agua toma él y lleva al burro sediento.

¡Buenos días jovencito, ¿me puedo sentar a descansar aquí?, sabe vengo de muy lejos, pero en mi rutina diaria me siento a donde usted está ahí, no quiero ser de que usted ya se vaya el causante, pero le comento que de esta plaza he sido por décadas visitante.

Lo veo a usted con ojos de que le gusta la historia, pues su mente y vista la ha fijado si no se equivoca mi memoria, sobre ese de arcos edificio ¡y sin hacer discordia!, le digo que éste fue levantado sobre las ruinas del viejo Teatro Concordia.

¡Mire! Aquí de este lado la misma Sociedad Concordia construyó un patinadero, por muchos años ahí duró que de mi infancia aún es un recuerdo pasajero, disculpe que no lo haya dejado hablar, pero gente de interés como usted no todos los días acuden a este lugar.

Oiga, sabe ya tengo noventa y cinco años y en mi carreta bien que me he sabido cuidar, no necesito muletas, ni sillas de ruedas, bien que aún puedo andar, mi memoria está muy sana y todo puedo recordar, por eso vengo a este sitio todos los días para a mi Nuevo Laredo el remembrar.