COMPARTIENDO OPINIONES

Somos maestros y alumnos

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Por segundo año consecutivo, no habrá el consabido homenaje a los maestros este próximo 15 de mayo. Sin embargo, esta situación nos ha servido para reflexionar lo que ha sido un año escolar, en que la tecnología digital o televisiva, ha influido en la educación de un modo que, hace algunos meses, no hubiéramos imaginado.

Quizás el primer logro de estas circunstancias fue el hecho de que los padres se involucraron en la educación -o debieron haberse involucrado en ella-, de una manera distinta, donde encontramos, tanto maestros como padres, que se involucraron de manera ejemplar en la educación de los alumnos, gracias a los cuales, este año no fue un año perdido. Sí, muchos padres de familia tienen el derecho de también ser celebrados como maestros.

Sin embargo, no es solamente la acumulación de conocimientos lo que brinda una buena educación, como señala el artículo 3º de la Constitución Mexicana: “La educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva. Tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a todos los derechos, las libertades, la cultura de paz y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia; promoverá la honestidad, los valores y la mejora continua del proceso de enseñanza aprendizaje”.

Para educar hay que buscar integrar el lenguaje de la cabeza con el lenguaje del corazón y el lenguaje de las manos. Que un educando piense lo que siente y lo que hace, sienta lo que piensa y lo que hace, haga lo que siente y lo que piensa. Integración total. Al fomentar el aprendizaje de la cabeza, del corazón y de las manos, la educación intelectual y socioemocional, la transmisión de los valores y las virtudes individuales y sociales, la enseñanza de una ciudadanía comprometida y solidaria con la justicia, y al impartir las habilidades y el conocimiento que forman a los jóvenes para el mundo del trabajo y la sociedad, las familias, las escuelas y las instituciones se convierten en vehículos esenciales para el empoderamiento de la próxima generación. (Papa Francisco).

El papel de los maestros es fundamental en este tema. Desafortunadamente, muchas veces están desprestigiados, por aquellos maestros, que parecen más activistas que educadores y contaminados por ideologías o personajes que desprestigian a los docentes que jamás se sienten identificados por ellos.

Deseo, en este momento, rendir también homenaje a los docentes -los siempre mal pagados-, porque ante el desafío de la educación siguen adelante con valentía y tesón. Ellos son “artesanos” de las futuras generaciones. Con su saber, paciencia y dedicación van transmitiendo un modo de ser que se transforma en riqueza, no material, sino inmaterial, se va creando al hombre y mujer del mañana. Esto es una gran responsabilidad. (Papa Francisco).

Los maestros pues, no solamente son los que tienen un título, sino que, con su vida y ejemplo, nos brindan un ejemplo de opción de vida. Es lamentable la facilidad con la que muchos de nosotros, escogemos como maestros los peores ejemplos que descubrimos en los medios de comunicación tradicionales, o en los digitales, que han hecho del morbo, del sensacionalismo, la promiscuidad, aquellas ideas que moldean nuestros pensamientos hacia lo peor del conocimiento. No es fácil resistir al encanto de sus imágenes y enseñanzas que atrofian la inteligencia. Porque, a final de cuentas, todos somos alumnos o maestros de alguien.

¿Qué maestro es al que realmente atiende? No necesita decirlo. Su conducta responde por usted. Pero, en ello, como siempre, usted tiene la última palabra.

padreleonardo@hotmail.com