RÍO REVUELTO

El recuento que nada cambia

Escrito en OPINIÓN el

El ambiente era tenso en el primer día de conteo de votos del Ietam, hasta ayer, las casillas que volvían a contar terminaban dando más votos a Morena y al PRI, a pesar de que fue el PAN el que insistía en verificar los sufragios, al final, les salió peor.

Yahleel llegó muy bule, pero como es candidata, pues le tuvieron que pedir que se retirara, obviamente no se fue sin despotricar y terminó mandando una numerosa comitiva de panistas, que pareciera fue más con la intención de intimidar, que vigilar el proceso.

Los ánimos eran buenos entre los morenistas, incluso entre los priistas, pues ambos iban agregando más votos conforme avanzaba el conteo, mientras que el PAN se quedaba estancado, viendo cómo su solicitud de verificar los sufragios terminó siendo contraproducente.

Mientras ocurre lo anterior, ha trascendido que muchos de los panistas originales ya le han dado la espalda a Yahleel, pues si bien desde un principio no la querían mucho, pero tragaron saliva y la aceptaron con renuencia ante la promesa de que su partido continuaría en el poder, pero como ese escenario no ocurrió a pesar de lo que le invirtieron y como casi en automático la figura de Abdala Carmona perdió toda fuerza, muchos han preferido regresar a sus asuntos, mientras que la que aún se considera candidata azul, lo único que ha hecho es entrar en un periodo de desesperación que la lleva al camino de los errores.

En el transcurso de ayer, del tumulto de panistas que hubo en el momento más álgido del día al exterior del Ietam, sólo quedaban unos pocos, señal de la fuerza que perdió la excandidata azul.

La notoria desesperación que ha mostrado Yahleel se atribuye a dos cosas, la primera es que estaría enterrando su carrera política siendo tan joven, pues ya no puede regresar al PRI y en el PAN, nadie la quiere y para colmo su padrino García Cabeza de Vaca se está cayendo, por lo que ya no hay cabida para ella en ningún lado.

Aunado a esto último, se menciona que quedó muy endeudada con aquellos que contribuyeron con fuertes sumas a su campaña bajo el entendido que era con “V” de vuelta, pues no todo lo gastado venía del erario, y que difícilmente podrá pagar con todo lo que tiene, que por cierto, lo ha conformado de su ininterrumpida racha de vivir de la función pública.

Yahleel, como cualquier otra candidata, está en todo su derecho de pedir el recuento -que se lo concedan es otra cosa-, pero más que su postura, lo criticable son las formas en las que está haciendo esas exigencias, con un tono de rabia, pues cada vez que habla al respecto parece haber perdido los estribos.