PASADIZO SECRETO

Glafiro E. Montemayor (de aniversario de Nuevo Laredo)

Escrito en OPINIÓN el

Las réplicas de esa pujante economía para ese Nuevo Laredo que emergía, y que aún se manifiestan por todos los rumbos hoy en día, se debieron a esos grandes hombres y mujeres que en su momento por ésta apostaron como un don mayor; sin embargo, mención aparte fueron esos impulsores del comercio internacional como aquel destacado agente aduanal Glafiro E. Montemayor.
Coraje da el ver que en esta frontera el mérito no es tan analítico, al ver que tan sólo se engrandece al tradicional político, que por lo mismo en todas las plazas, calles y avenidas que incluso convergen, un busto o monumento de estos personajes a cada paso emergen.

Dejándose sin apreciar a esos grandes impulsores de la economía local, sí esos que por el bien de Nuevo Laredo apostaban su capital, creando fuentes de trabajo para infinidad de ciudadanos, contribuyendo a que esta ciudad creciera en economía y progreso como hermanos.

Ver que, por lo mismo sus nombres, don de gentes y cualidades como de economía y empleo generadores, pasen desapercibidos por las nuevas generaciones como esos grandes impulsores, consecuentemente ignorados en estos años actuales, al no existir remembranza comercial alguna ni de su vida señales.

Cierto que han pasado muchas décadas cuando esa gente de éxito esta frontera impulsó de un modo fluido, pero válido es recordarlos al menos cada año como un gesto más que merecido, al ver que de estos hombres y mujeres aún testifica la historia, sí con esos grandes edificios, fuentes de trabajo que la gente reconoce y sin forzar la memoria.

Justo en este aún centro aduanal de la obregón hasta la Mendoza, se aprecia el edificio de don Glafiro que Nuevo Laredo aún goza, tiene una gran arquitectura del siglo pasado, pero simboliza ese poder económico y grandeza bien cimentado.

¡Disculpe usted señor!, pero, ¿por qué da pasos como agigantados sobre esta banqueta? ¿Acaso está filmando una bonita historia o película discreta? ¡Ah ya sé! No me diga que vino a recordar a don Glafiro E. Montemayor, ese agente aduanal de otras épocas y gran impulsor.

Sí fíjese que vine a remembrar a este gran hombre del comercio internacional, por lo mismo a imaginar cómo es que era su vida, por estos lugares su paso tradicional.

¡Órale! Hasta que encuentro a una persona algo interesado, porque aquí yo como lavador de carros veo a uno que otro que pasa y la ve muy despistado, ¡venga! Siéntese aquí en la sombrita, le voy a platicar una historia muy bonita.

A don Glafiro E. Montemayor no tuve el gusto de conocerlo, pero dice mi padre que fue “alijador”, que mi abuelo que fue del ferrocarril “garrotero” sí, yo sólo lo conocí en una foto cuando a un rancho de la familia Montemayor a una fiesta de colado fui, estaba bien acomodada en una pared de un cuarto de madera, enfrente tenía una enorme mesa de billar sin que nada la cubriera.

Luego luego sospeché para mis adentros, este señor es don Glafiro, ¡sí que me emocioné con esos encuentros!, habían demasiados recuerdos de don Glafiro cual si ese sitio fuera para él su propio monumento, reconozco que mi emoción fue tanta que tan sólo observé a este hombre extraordinario sin tocar nada de momento.

Junio es el mes de aniversario de Nuevo Laredo; sin embargo, justo es el recordar a esos grandes hombres y mujeres que lograron con su esfuerzo y cariño día a día el moldearlo, y aunque la tristeza haya invadido en tiempo pasado, no está de más el seguir invocando con un buen recuerdo de Nuevo Laredo su legado.