Rivas empezó mal y terminó peor su administración, pues la calificación que le han dado los ciudadanos encuestados por el INEGI, lo reprobaron desde el principio, pero lo ubicaron incluso peor al final de su segundo periodo.
Algunos han comenzado a olvidarlo ahora que está ausente porque Cabeza de Vaca no lo dejó regresar de su licencia, mientras que quienes lo recuerdan, es por el daño que dejó en su entorno inmediato.
Difícilmente podrá contradecir los datos del INEGI que se basan en una muestra representativa e inequívoca de la percepción de los neolaredenses que de manera general no dudaron en otorgarle una calificación reprobatoria de su gestión.
Rivas tuvo una oportunidad única de dejar una huella positiva en la ciudad al ser el primer alcalde de dos periodos, en este caso uno de dos y otro de tres años, que le permitía darle continuidad a proyectos, además de un presupuesto envidiable con respecto a otros municipios y comparado con el que tuvieron sus predecesores, pues sin duda la mayoría de los ex alcaldes lo hubiera aprovechado mejor que él.
A pesar de todas las ventajas que tuvo, pasará a la historia en un oscuro capítulo de 5 años de olvido que pasó la ciudad, además de las controversias que protagonizó durante todo este tiempo, desde el uso de camionetas clonadas de la SEMAR para que lo custodiaran en su campaña de reelección, hasta su repentino cambio de vida pasando de una modesta vivienda en Los Encinos a una mansión en la colonia Madero que no podrá justificar con sus ingresos legales y comprobables.
Para colmo, si cree que lo dejarán irse tranquilamente, puede estar en un error, pues la siguiente administración ya adelantó que lo auditarán, y si algo se habla de su gestión, es que fue muy descuidado, avorazado y cínico a la hora de saquear la ciudad.