PASADIZO SECRETO

México-Nuevo Laredo, la carretera ideal

Escrito en OPINIÓN el

Ser parte de esta comunidad fronteriza debe ser más que suficiente para sentirse orgulloso, al entender que se vive en un sitio más que histórico, bendecido por su constante en el tránsito comercial, gracias no sólo por su vecindad internacional, si no a la México-Nuevo Laredo, la carretera ideal.

En estas ultimas décadas se habla y en demasía que Nuevo Laredo es la capital del comercio internacional, el líder en captación de este tipo de actividad terrestre, sin embargo, muy pocos, por decir que casi nadie, reconoce el esfuerzo y visión de los antepasados por promover, sugerir o quizás exigir esa interconectividad con el interior del país.

Cierto es que estas actividades de “gran nivel” no estaban endosadas a los municipios ni estados, al ser proyectos que el propio gobierno federal a través de sus secretarías y en algunos casos con el apoyo del capital privado, lograban realizar.

Pero en el caso de la carretera llamada “Panamericana”, se puede entender que su construcción o visión de trazo tuvo que ser en gran proporción, al ser ese tramo mas cercano de la capital hacia los Estados Unidos de Norteamérica, enfocando su certeza de proyecto en la ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas.

Que esa conectividad en menor tiempo, por supuesto que sería una garantía en crear y generar ese acercamiento en un futuro próximo del tráfico comercial, empresarial y particular a menor costo.

Hacer nacer ese intercambio cultural, turístico, lograr el acercamiento y traslado a través de esa red carretera del visitante norteamericano, ese que vendría a generar a su paso esa tan necesaria economía, en consecuencia, el surgimiento obligado de variados negocios, impulsar la naciente industria en estados vecinos por esos sitios previamente ya instalada.

Esto, sin menospreciar otros puntos fronterizos como Ciudad Juárez o el propio Nogales, Sonora, que posterior a la México-Nuevo Laredo vendrían a surgir, pero con mucho menos flujo comercial terrestre debido a sus accidentados tramos, por sus largas distancias, tomando en cuenta la Ciudad de México.

Por supuesto que el trazo debió haber tenido un marcado interés sobre Nuevo Laredo, al entender que por siempre esta frontera ha sido reconocida como la pionera en el traslado de carga internacional, en consecuencia, generadora de comercio, de trabajo, de ingresos.

Quizás sea por eso mismo que históricamente la ubicación de Nuevo Laredo ha sido esa “manzana” de la discordia entre otras ciudades, entre otros estados, esos que y al no poder emular su sistema comercial, optan por todos los medios tanto políticos como privados de promover negativamente su desempeño, de ponerle piedras en el camino para entorpecer su actividad.

Entonces, y ante todos esos inconvenientes, esa idea que se vio materializada en la época de los años treintas, le dio ese plus a Nuevo Laredo, manteniéndose como esa ciudad pujante, puntera en lo que más sabe hacer: el comercio internacional a gran escala.

Con tristeza reconocer que esos más de mil kilómetros que abarca la México-Nuevo Laredo hoy esta inmersa en un sinfín de obstáculos carreteros, como son las autopistas de cuota, concesiones que efectivamente sí que le brindan calidad, permanencia en servicio, sin embargo, esta más que claro que prácticamente ese “sueño” de interconectividad libre ya no pertenece en gran parte de su trayecto a los usuarios, a sus aledaños pobladores por donde pasan y desarrollan.

En el caso de esta frontera, por supuesto que ningún neolaredense verá con malos ojos a quienes vengan a invertir, a coadyuvar, a engrandecer la imagen y prestigio de Nuevo Laredo, mas si aportan para lo mismo beneficios y recursos económicos.

Pero muchos desarrolladores han dejado a un lado ese sentimiento, al entender que solo quieren estar cerca, participar de donde emana esa flama eterna de negocios y dinero llamada Nuevo Laredo.

Uno de esos ha sido la autopista mal llamada Monterrey-Nuevo Laredo, pues claro está que esta no termina en Tamaulipas, propiamente Nuevo Laredo, si no en tierras aun neolonesas, concesión que desde su creación no ha hecho mas que agenciarse ingresos principalmente del comercio internacional que se genera hacia ambos lados de los Laredos.

Costosísimo tramo que por décadas no ha aportado nada a los tamaulipecos más que desembolsos e irritaciones sobre todo del gremio transportista y comercial, esos que en algunos de los casos obligadamente la transita.

Hoy se ha “empalmado” sobre la autopista Monterrey-Nuevo Laredo otro tramo de cuota, el denominado la Gloria-San Fernando, autopista que se justificó instalándose bajo el argumento de mejorar la seguridad y eficiencia del movimiento sobre todo de mercancías, esas que entran y salen de Nuevo Laredo para incorporarse al interior del país.

Proyecto que desde su creación “ardió” en protestas ciudadanas sobre todo del propio ramo transportista, al verse que no beneficiaría para nada la entrada de Nuevo Laredo, su adecuación, mantenimiento ni imagen, provocándoles si el pago de otra cuota más para continuar su tránsito.

Inconformidades que fueron de inmediato calladas por políticos locales bajo el argumento de darle un mejor futuro y visión a la carga que transita por esta misma carretera, sin considerar que al igual que la primera autopista, esta segunda no procuro en lo mas mínimo acercarse lo mas posible, darle continuidad hacia su área poblada, así coadyuvar con ese plus, la imagen de la entrada de Nuevo Laredo.

Estos embates sufridos por la inicial llamada carretera México-Nuevo Laredo, por supuesto que han contribuido a distorsionar lo que para sus inicios fue concebida, el de no sólo tener un camino por dónde transitar, si no el de intercambiar culturas nacionales e internacionales.

Pues cierto es que hoy y en su mayoría las autopistas de cuota no permiten “bajar” a esas poblaciones como anteriormente se estilaba, en consecuencia, obtener igualmente de estas su cultura, sus costumbres, esa recíproca economía, sus dinámicas de vida de cada ciudad, estado o región, fenómeno que les impide por igual “absorber” y beneficiarse de ese progreso en infraestructura.

A todo esto, no es por demás agregar que la carretera México-Nuevo Laredo está próxima a perder su rumbo, su inicial dirección, al sentirse cada vez mas cerca ese espectro de la nada necesaria carretera la Gloria-Colombia.

Terquedad y necedad del estado neolonés, que no conforme con haber participado en la década de los treintas de ese inicial desarrollo carretero, quiere lograr ese dominio total tanto de carreteras como del tráfico vehicular de carga, incluyendo en su “paquete” el cruce internacional de mercancías hacia y de Estados Unidos de Norteamérica.

Entonces, las autoridades de esta frontera, de su propio Estado, deberán poner más atención y visión a futuro en lo que emprendan relacionado al comercio internacional llámese carreteras, puentes, así exigir desde un inicio que estos obtengan de una forma global, completa todos los beneficios, no dejando mas recovecos con los que otros vengan a aprovecharse, en consecuencia, dejando a un lado la propia imagen y progreso de Nuevo Laredo.