DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

El hijo mayor de don Poseidón

Escrito en OPINIÓN el

El muchacho le preguntó al oficial del Registro Civil: “¿Aquí es donde casan a los novios?”. “Sí, joven -respondió el funcionario-. Traiga usted a su novia y yo hago todo lo demás”. “¡Ah no! -protestó el galán-. Traigo a mi novia, usted nos casa y luego yo hago todo lo demás”... Astatrasio Garrajarra, ebrio completo, subió a un taxi y le dijo al conductor “Voy a mi casa. Rápido”. Le pidió el taxista: “Deme más detalles”. Precisa Garrajarra: “Al baño”... Solicia, madura célibe, fue a una mueblería. Quería comprar un televisor, una estufa y una cama. El joven y guapo vendedor le mostró la mercancía y le ofreció: “Le haré un 20 por ciento de descuento sobre el televisor, y sobre la estufa un 15”. Preguntó la señorita Solicia con un mohín de coquetería: “¿Y no me vas a hacer nada sobre la cama?”... Doña Macalota le confió a una amiga: “Jamás he hecho el amor con otro hombre aparte de mi esposo”. Opinó la otra: “Eso no es para presumirlo”. “No lo estoy presumiendo -replicó doña Macalota-. Me estoy quejando”... El novio de Glafira, la hija de don Poseidón, fue a solicitar la mano de la muchacha. El severo genitor lo hizo sentar y le preguntó luego sin más: “¿Bebe usted?”. Inquirió a su vez el galancete: “¿Es interrogatorio o invitación?”... La madama de la casa de mala nota le presentó al cliente a una de sus pupilas, mujer mal encarada, con sobra de años y adiposidades. Le preguntó: “¿Usted fue el que pidió la oferta de la semana?”... Don Chinguetas, marido tarambana, y su consorte doña Macalota acudieron a la consulta de un consejero matrimonial. Se quejó él: “Mi esposa me trata como un perro”. “No es cierto” -negó la señora-. “Sí lo es -reafirmó Chinguetas-. Quiere que le sea fiel”... Llegó Babalucas y pidió en voz alta: “Me da una hamburguesa con papas”. “Joven -le dijo con sorpresa la encargada-. Está usted en una biblioteca”. “Ah, perdón” -se disculpó, apenado, el papanatas. Y luego, bajando la voz: “Me da una hamburguesa con papas”... El cuento que enseguida voy a relatar es atrevido. Fue reprobado de consuno por la Liga de la Decencia y por la Pía Sociedad de Sociedades Pías... Pelerino, el hijo mayor de don Poseidón, iba a casarse. Toda su vida la había pasado en las labores campiranas, de modo que ignoraba ciertas cosas relativas al trato con mujer. Tenía conocimiento de que algo debía hacer la noche de la boda, pero no sabía qué. Pidió entonces consejo a su papá. El vejancón le dijo: “Antes de cualquier cosa, satisfágase a sí mismo m’hijo delante de su mujer”. ¿Pa’ qué, ‘apá?” -se sorprendió el mozalbete. Le explicó don Poseidón: “Para que su señora sepa desde el principio que en materia de sexo usted es autosuficiente, y que no necesitará depender de ella para eso”...Lord Feebledick regresó a su finca rural después de haber asistido en Londres a la reunión anual con sus antiguos camaradas del Cuarto Regimiento de Caballería en Delhi. Cuando llegó faltaban aún 15 minutos para la hora del té, de modo que se dirigió a su alcoba a fin de refrescarse y cambiar de ropa. No dejó de sorprenderse cuando vio a su mujer, lady Loosebloomers, en el lecho conyugal en compañía de un hombre en el cual lord Feebledick no reconoció a ninguno de sus convecinos. Enarcó las cejas y le preguntó a su esposa: “¿Quién es ese hombre?”. Respondió ella: “Lo ignoro. No hemos sido presentados”... “La primera vez que tuviste sexo ¿lo hiciste por amor o por dinero?”. Esa pregunta le hizo Nalgarina, vedette de carpa, a su amiga y compañera Tetiné. Ella ponderó la respuesta y dijo luego: “Cinco pesos no es mucho dinero, de modo que debe haber sido por amor”... FIN.