PASADIZO SECRETO

Del ‘Álamo’, aquel merendero

Escrito en OPINIÓN el

Sobre esa Carretera Antigua aún se aprecian de este pueblo añorados vestigios. Transitar por ahí atrapa el tiempo de esos otroras prodigios, remembrando al instante sobre todos los árboles ese paradero, justo en donde estaba en aquellos tiempos del “Álamo”, aquel merendero.
El llegar ahí es de imaginar que antes sí que costaba algo de esfuerzo y tiempo, ya fuera a pie, incluso en carro y como pasatiempo, de nacientes colonias muy alejadas o cercanas, seguro que el dirigirte a ese lugar, eso no te quitaba para nada las ganas.
De otras épocas era de los pocos pasatiempos, algo alejado, de ese renaciente pueblo por sus emprendedores brindado, en donde justo y para disfrutar de ese oscuro lado, se tendría que tomar la estrecha carretera y un tramo muy despoblado.
Del centro de la ciudad o monumento a Juárez, todo derecho hacia el sur y aun de carros escasez, sobre esa ya convertida carretera de dos muy largos sentidos, la aventura comenzaba para todos aquellos trasnochados atrevidos.
Es de reconocer que de “merendero” no tenía ya nada, pues tan solo era visitado por de aquellos tiempos la muchachada, en donde los carros de la época y al lograr estacionamiento, el permanecer por horas ahí sólo era para el platicar y entre parejas ese enamoramiento.
Por supuesto que no era culpa de la época el acudir ahí para pasar el momento, al entender que el merendero el “Álamo” era sólo de esparcimiento, por lo que entonces para muchos hombres como mujeres y para el tiempo “beberse”, era su forma de divertirse, platicar y entretenerse.
Aunque ya abandonado y el local completamente cerrado, hoy se puede apreciar lo que fue de aquel espacio tan muy visitado, el pavimento completamente desgastado, su capillita o torre ya no se aprecia, al ser de ahí derrumbado.
La barra colocada al poniente sobre esa estrecha banqueta tampoco se avista, en donde los visitantes sus carros paraban sin quitarles la vista, tampoco ya se aprecia esa estructura arqueada, el recuerdo tan solo aflora con una fugaz mirada.
La vieja gasolinera el “Álamo”, vecina de aquel merendero, ya está olvidada, justo y al igual que aquel espacio de diversion y entretenimiento del que ya no queda casi nada, esquina en forma de triángulo que por muchos años y a pesar del tiempo, le ha dado esa identidad a este Nuevo Laredo en cada época y momento.
Esta frontera debe conservar esa esencia natural de su legado, entonces y para que las narraciones sean perfectas, es el deber trasladar y no archivar uno a uno los estractos del pasado, así impulsar entre las nuevas generaciones eso que en otros tiempos aquí se vivió y se disfrutó, justo con lo que Nuevo Laredo al día a día por igual se forjó.