Esta semana en el Congreso del Estado revivirán los conflictos que habían quedado en pausa por las fiestas de fin de año, pero en esta ocasión con el arranque de las precampañas, las rivalidades intensificarán las pugnas por temas como la eliminación del cobro por reemplacamiento que promueve Morena y que fue vetado por Cabeza de Vaca.
De entrada el pronóstico de que pueda proceder esa eliminación del cobro es un tanto reservado, pues con los tecnicismos que implica el proceso, defender la iniciativa que ya había sido aprobada es un tanto complicada.
Para la administración de Cabeza de Vaca y el resto del panismo su postura de oposición a la eliminación del cobro de reemplacamiento y el retiro de la vigencia de las licencias de conducir, tienen ya un costo político que no podían darse el lujo de asumir.
Irónicamente Cabeza de Vaca sacó al PRI -por decirlo de alguna manera- de la gubernatura, hace seis años y ahora requiere la ayuda de ellos para defender la permanencia de su instituto político en el estado, aunque las estadísticas se inclinan a señalar que incluso con sus porcentajes de aceptación combinados, no superan a Morena; además de que están confiando en la teoría de que sus militancias se pueden sumar, cuando en la práctica la situación en Tamaulipas no favorece esa fusión al igual que en otras entidades.
También es algo irónico que Melhem hace algunas semanas estaba de gira por el estado oponiéndose abiertamente a formalizar la coalición con el PAN y ahora le levanta la mano al “Truco” Verástegui ante la militancia tricolor.
Para propios y extraños es irónica y desesperada la estrategia, que lejos de mandar un mensaje de fuerza, es interpretado tanto por analistas políticos como por ciudadanos ajenos a los antecedentes de estos grupos, como una inminente derrota anticipada de quienes tuvieron su debut y despedida en el gobierno del Estado, pues en solo un término lograron frustrar su continuidad en la cúpula estatal.