Ayer dieron a conocer que al menos al inicio de este regreso a clases, los docentes estarán en las aulas, pero los alumnos en casa.
El argumento del Estado es el incremento de contagios de Covid-19 al arranque de este 2022, que de alguna manera sólo puede derivar de los festejos de fin de año y en general toda esa movilidad que se ha generado recientemente.
Hasta ahora el brote relacionado al Ómicron ha sido tomado con relativa confianza, que hasta cierto punto puede ser peligrosa, pues si bien se sabe que la probabilidad de hospitalización o muerte por esta causa es realmente muy baja, el contagio es más alto que nunca y quienes lo han padecido salen rápido de su malestar, pero eso sí, después de dos o tres días de un fuerte resfriado.
A todo esto se suman los drásticos cambios de clima que hemos experimentado los últimos días, con tardes calurosas pero con noches y mañanas frías, que derivan en problemas respiratorios en gran parte de la población.
Sin duda este es un paso atrás que debe enfrentarse de la manera que ya todos sabemos, pero que no siempre aplicamos por cansancio o hartazgo.
Nuevo Laredo ha estado cambiando drásticamente en el color del semáforo epidémico en los últimos días, algo que para los ciudadanos solo pone en duda la credibilidad de la Secretaría de Salud del Estado, especialmente luego de aquella vez que en Ciudad Victoria se cambió el semáforo de un día para otro para hacer un mitin a favor de Cabeza de Vaca, incluso antes estaba en duda, pero de ese punto en adelante perdió toda la credibilidad.
Mientras tanto, están vigentes campañas de vacunación por todos lados, por lo que hay que atenderlas más que nunca de acuerdo a los llamados por rangos de edad, ya sea por rezagos o refuerzos, pues además de los cuidados, como el lavado de manos y distanciamiento social, la vacuna es esencial para afrontar el coronavirus.