PASADIZO SECRETO

Mansión Longoria debería aprovecharse como espacio turístico

Escrito en OPINIÓN el

La Paseo Colón es por excelencia una vialidad, aparte de icónica, de mucha categoría de Nuevo Laredo, pues a unos pasos, aparte de estar ubicada la Catedral y una de las más hermosas plazas, se encuentra una gran residencia: la Mansión Longoria, espacio que, ante su aparente abandono, debería aprovecharse como un espacio turístico.
Cierto es que muchos residentes, ciudadanos, incluso visitantes de esta frontera la conocen, pero sólo por fuera. Por décadas generaciones y generaciones de familias enteras y, por ser privada, no han tenido la oportunidad de entrar por ningún motivo.
La majestuosidad y elegancia de esta residencia, que sólo se ve en las películas, en Nuevo Laredo es una realidad, sin embargo, para muchos no ha sido más que un sueño el tener la oportunidad de visitarla, de conocerla y hacerla parte de su historia, de sus comentarios, de su propia vida.
Sí, efectivamente, se sabe a qué familia importante le perteneció, cómo y cuándo la construyeron, de donde trasladaron la mayoría de los materiales para edificarla, quiénes y por cuánto tiempo vivieron ahí.
Sin embargo y cual si fuera un cuento, una historia que se pasa de unos a otros, agregándole, quitándole o incluso inventando sucesos de dicha mansión, es la forma como se narra, como se traslada de generación en generación esa impresionante construcción.
Comentarios que y aún sin poder acreditar, ni demostrar sus dichos, muy pocos o casi nadie puede rebatirlos, todo ante ese desconocimiento de cómo es al menos por dentro.
Mucha gente ha estado deseosa de ahí ingresar, de tener esa oportunidad de sentir esos aires de grandeza, de riqueza, de imaginar estando dentro, cómo es la vida de gente de alta alcurnia.
Entonces y ante ese deseo ciudadano, no estaría por demás que sus propietarios y aun no necesitando dichos ingresos, permitieran bajo el pago de una módica cantidad el accesar, permitirles hacer un recorrido por dentro y fuera de esta ya histórica mansión, ofrecer en venta postales de diferentes ángulos de la misma, permitir la vendimia interna, crear un tour turístico en ella.
Y a los más ricos, el rentarla a esos que deseen pasar una exclusiva noche ahí, contando con servicio de limusina, con una cena de alta cocina, con personal que los atienda ahí, poder pernoctar en alguna de sus habitaciones.
Ojalá que algún día se permita ya disfrutar de ese exclusivo espacio, para que así, a sus ciudadanos, a esas nuevas generaciones, incluso a sus visitantes, no sólo les platiquen y los impresionen de algo que se tiene al alcance y desconocen, sino que ahora y por ellos mismos, presuman, comenten cómo es verdaderamente por dentro y por fuera ese “majar histórico” enclavado en Nuevo Laredo.