Para muchos, la elección se terminó este fin de semana con el evento en el que Américo y Maki se mostraron en unidad, no sólo por ese hecho por sí mismo, sino por el conjunto de elementos que se conjugan a este punto de las campañas que marcan una clara tendencia.
A diferencia de otras campañas, ésta fue muy previsible, desde la guerra sucia que se iba a enfocar a el golpeteo constante a Américo, como se esperaba, sin pruebas.
De parte de “El Truko” su caída inminente en las preferencias y el gasto excesivo del Estado a las campañas se cumplió justo como estaba previsto.
A dos semanas de que se terminen las campañas no queda duda que Américo tiene la balanza inclianada a su favor, pues además de que previo a que se diera a conocer que él sería el candidato, las mediciones ya indicaban que quien llegara a abanderar el proyecto de Morena tendría de entrada una ventaja en las preferencias.
Además, se le han sumado las voluntades de otro numeroso segmento que no es simpatizante de Morena, pero que sí está en contra de la continuidad del pésimo gobierno de Cabeza de Vaca, que como una de las peores estrategias, ha sido un autogol para el PRIAN, eso de promover una extensión de esa administración que no funcionó, pero ahora con un títere.
Falta aún una última cosa por cumplirse de las proyecciones -además de la inminente derrota del PRIAN- y es que el Estado intentará todas sus artimañas el día de la elección, prácticamente todas las más clásicas como el mapacheo y otras tácticas que le aprendieron al priismo y otras un poco más contemporáneas que surgieron con las nuevas tecnologías, pero la oposición es ahora tan abrumadora que les será inmensamente complicado poder contra la voluntad que ya está cantada.
Tan está cantada que muchos panistas, priistas, empresarios previamente inclinados al partido blanquiazul, ya han desistido y se encuentran intentado deslindarse de cualquier asociación a Cabeza de Vaca, a quien ya ven perdido o como diría Rivas “perdidísimo”.
Está ‘perdidísimo’
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