PASADIZO SECRETO

Es Texas, el más ‘rápido’ con las armas

Escrito en OPINIÓN el

Hoy, debe ser ya el momento en que todas las familias texanas protesten ante sus autoridades y representantes estatales, al ver que, en cuestión de aprobación de ese tipo de leyes, es Texas, el más “rápido” con las armas.
Protestar sí en contra de esas tantas leyes que permiten la comercialización, en consecuencia, el uso y portación desmedida de todo tipo de armas de fuego, autorización que conlleva a no defenderse, sino a enfrentar a familias contra familias, hombres contra hombres, jóvenes e incluso niños en contra de sus propias comunidades.
El cercano poblado de Uvalde, una comunidad pequeña, de costumbres casi campiranas, ha puesto nuevamente al Estado de Texas como ese territorio en donde vale más un arma mortal, que la palabra, en donde cualquiera puede comprarla, y utilizarla.
Y que, por lo mismo, están al alcance de niños y jóvenes que “adiestrados” por esos tan reales videojuegos, trasladan esas emociones en contra de quien los agreda, así haya sido esa ofensa una simple mala palabra, sobrenombre, burla o pleito común en esas edades.
¿Por qué las familias?, porque justo es ahí en donde se sufre de una forma por demás dolorosa, como es la pérdida de su pareja, de sus hijos, de sus hijas, los y las que sin deberla ni temerla son víctimas inocentes de mentes criminales que tienen la facilidad de acceder a un arma.
Promover entonces, el rechazo, la desaprobación a portar públicamente ni tener un arma de fuego dentro del hogar, ni en ningún compartimento externo, incluso vehículos motrices.
Evitando con esto, que los propios padres, madres, hijos e hijas se conviertan en esas nuevas víctimas, pero también impedir, que ese miembro de la familia con problemas de conducta inusual, extremadamente delicada, peligrosa, sospechosa o comprobada, logre llegar hacia en donde se tienen en “resguardo” municiones y pistolas.
Cierto es, que al menos en Texas cuando una autoridad llámese congresista, senador, gobernador, entre otros, promueven o aprueban leyes, siempre van acompañadas sus propuestas con infinidad de argumentos que de cierto modo motivan al ciudadano, aun vayan en detrimento de la paz social, del bien común.
Pero siempre ocultando el verdadero interés, como en este caso el beneficiar a fabricantes, distribuidores de armas y municiones, haciendo llegar y bajo sus autorizaciones miles de armas y de todo tipo, aditamentos y municiones cual si fuera algo inofensivo.
Adquiriendo el interesado, no tan sólo un arma de mínimo calibre para cumplir el “objetivo” de proteger el hogar, sino y ante tanta apertura, potentes rifles de asalto, escopetas, pistolas tipo revólver o de las llamadas escuadras, ametralladoras, sus diversas municiones, entre muchas otras, esto al no existir claras regulaciones, ni restricciones de ningún tipo.
¿Qué pasa en Texas?, acaso se ha llegado a esto al entender que sus propias policías son ineficientes en su labor de proteger y servir a sus comunidades, o que están ya sobrerrebasadas por tanto delito y que por lo mismo le están endosando al propio ciudadano, ciudadana, esa facilidad de cuidarse portando armas.
Se tiene entonces que llegar a permitirle el uso de armas de fuego a los propios maestros, profesionistas en sus empresas privadas, obreros de las maquiladoras, empleados de restaurantes, cines, hoteles hasta a los mismos religiosos para estar “seguros”.
No es por demás hacer un recorrido de algunas de las leyes que han venido en los últimos tiempos a cambiar no tan sólo la vida de los texanos, sino sus propias costumbres.
De una iniciativa denominada SB17, se desprendió una Ley HB910, la que hace varios años se puso en práctica y la que permitió el portar un arma de una manera visible, o sea fajada a la cintura.
Ley que propició un desagrado ciudadano, al generar esa confusión, al estarse más que acostumbrado a ver esa acción tan sólo a los integrantes de las corporaciones policiales.
Los universitarios texanos sí que protestaron ante la aprobación de otra Ley denominada SB11, instrumento jurídico que permitía la portación de armas dentro del recinto educativo, poniendo prácticamente en la “ruleta rusa” tanto a alumnos, personal docente como catedráticos, al sentirse vulnerables, al cuestionarse temerariamente quién podría portar un arma y atentar contra ellos ante cualquier falta académica.
La Ley HB1927, fue por decir así el “acoplamiento” perfecto en cuestiones de armas entre ciudadanos, al permitir la portación y el uso de un arma a mayores de 21 años sin ningún tipo de licencia, esto inclusive sin tener ese adiestramiento adecuado en su utilización.
Con esto, no queda duda de que la mayoría de los ciudadanos texanos viven diariamente con esa clara incertidumbre de que en algún momento y sin importar el lugar en donde se encuentren, ya sea hogar, escuela, centros comerciales, edificios públicos o privados, centros recreativos, religiosos u hospitalarios, el latente peligro de un arma siempre estará presente.
Por supuesto que todo esto preocupa a los mexicanos, sobre todo los residentes en la frontera, al existir esa hermandad de sangre, entonces y ante tanto suceso trágico y repetitivo, quizá ya sea el momento para que las familias texanas, inicien una evaluación de lo que está pasando con esas leyes que permiten el porte y uso de armas entre ciudadanos.
Reflexionar entonces, si realmente con éstas se está combatiendo el crimen y protegiendo a la familia y la vida, o se está logrando que sea ya parte de la vida común de los texanos, el estarse entre ellos mismos matando para seguir sobreviviendo.