Con la inminente salida del PAN de la gubernatura -pues de los municipios grandes ya hace tiempo los sacaron-, quedarán en el desamparo muchos funcionarios que han vivido de la ubre del erario por muchos años, mientras que los de la cúpula que han amasado fortunas y financiado negocios a costa del dinero del pueblo, tendrán que hacer que sus “business” funcionen ahora sí, pues de eso van a vivir.
Yahleel Abdala obviamente tiene sus negocios, pero su actividad primaria en teoría ha sido la función pública ininterrumpida durante prácticamente toda su vida adulta, pasando por el ITEA, una regiduría, dos diputaciones, puestos en su antiguo partido del PRI, y ahora como secretaria de Bienestar en la administración panista, pero después del gobierno de Cabeza de Vaca, no tendrá cabida en ningún lado, pues no estarán disponibles puestos municipales, estatales ni federales en Tamaulipas.
Por si eso fuera poco, falta mucho para las siguientes elecciones, las del 2024, al menos en términos políticos es mucho tiempo, pues la maquinaria panista podría desaparecer en ese lapso si no se está aceitando constantemente con recursos para mantener su estructura en las colonias y con todo lo que implica un partido.
Mientras tanto, Cabeza de Vaca sigue necio con las presiones políticas al girar órdenes de aprehensión contra alcaldes, funcionarios y otros líderes sindicales que se han pronunciado a favor de Morena, y aunque cree que con eso los hará ver como criminales exhibidos y que les amarrará las manos para el día de la elección, lo único que está logrando es que los tamaulipecos vean al gobernador como un dictador desesperado, que de hecho, sí lo es.