COMPARTIENDO OPINIONES

‘Batgirl’

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No suelo ir mucho al cine, ni estoy suscrito a Netflix o a una plataforma por el estilo. Pero eso no me impide informarme sobre las novedades de los éxitos o fracasos de prometedoras películas.
Pero, la decisión que me sorprendió, fue la que hizo el estudio de la WB, para cancelar la esperada película de “Batgirl”, la cual, aunque ya terminada de filmar y con más de 90 millones de dólares gastados en producirla, decidió cancelarla de una manera tan definitiva, que no solamente no pasará en el cine, sino en ninguna plataforma. ¿La razón? Es muy mala y prefieren perder 90 millones que la reputación de los estudios WB.
La vida tiene algunas similitudes con lo que hizo este estudio. Muchos de nosotros preferimos seguir adelante con nuestros comportamientos, a pesar de que sabemos que son desastrosos. Son más importantes las satisfacciones que nuestra reputación.
Por otro lado, también podemos hacer lo contrario: cancelar proyectos que pueden dar buenos resultados, motivados, más bien por prejuicios... o por pereza. Sabemos que son buenos, pero, puede más nuestra pereza que nuestra determinación. Sólo Dios sabe cuántos proyectos maravillosos dejaron de existir, antes de que surgieran, porque nos encerramos en nuestras expectativas, contaminadas por nuestro orgullo.
También es cierto, que a veces tiramos proyectos que consideramos poco importantes: cuando sentimos que los demás no cumplen con nuestras expectativas, empezando por los ancianos. En una de sus últimas audiencias, el Papa dijo lo siguiente:
“Este nuevo tiempo es también un tiempo de prueba, ciertamente. Empezando por la tentación -muy humana, sin duda, pero también muy insidiosa- de conservar nuestro protagonismo. Y a veces el protagonismo debe disminuir, debe abajarse, aceptar que la vejez te disminuye como protagonista. Pero tendrás otra forma de expresarte, otra forma de participar en la familia, en la sociedad, en el grupo de los amigos. Tú sígueme. Esto sí, es importante: el seguimiento de Jesús, en la vida y en la muerte, en la salud y en la enfermedad, en la vida cuando es próspera con muchos éxitos y también en la vida difícil con tantos momentos duros de caída. Y cuando queremos meternos en la vida de los otros, Jesús responde: ‘¿A ti qué te importa? Tú sígueme’.
“Nosotros ancianos no deberíamos tener envidia de los jóvenes que toman su camino, que ocupan nuestro lugar, que duran más que nosotros. El honor de nuestra fidelidad al amor jurado, la fidelidad al seguimiento de la fe que hemos creído, incluso en las condiciones que nos acercan a la despedida de la vida, son nuestro título de admiración para las generaciones venideras y de reconocimiento agradecido por parte del Señor. Aprender a despedirse: esta es la sabiduría de los ancianos. Pero despedirse bien, con la sonrisa; aprender a despedirse en sociedad, a despedirse con los otros. La vida del anciano es una despedida, lenta, lenta, pero una despedida alegre: he vivido la vida, he conservado mi fe. Esto es hermoso, cuando un anciano puede decir esto: ‘He vivido la vida, esta es mi familia; he vivido la vida, he sido un pecador, pero también he hecho el bien’. Y esta paz que viene, esta es la despedida del anciano.
“Incluso el seguimiento forzosamente inactivo, hecho de contemplación emocionada y de escucha de la palabra del Señor se convertirá en la mejor parte de su vida, de la vida de nosotros los ancianos. Que nunca esta parte nos será quitada. Miremos a los ancianos, mirémoslos, y ayudémosles para que puedan vivir y expresar su sabiduría de vida, que puedan darnos lo que tienen de hermoso y de bueno. Mirémoslos, escuchémoslos. Y nosotros ancianos, miremos a los jóvenes siempre con una sonrisa: ellos seguirán el camino, ellos llevarán adelante lo que hemos sembrado, también lo que nosotros no hemos sembrado porque no hemos tenido la valentía o la oportunidad: ellos lo llevarán adelante. Pero siempre con esta relación de reciprocidad: un anciano no puede ser feliz sin mirar a los jóvenes y los jóvenes no pueden ir adelante en la vida sin mirar a los ancianos”.
Hasta aquí lo que dice el Papa. No desechemos los proyectos que nos hacen más humanos. Pero tampoco conservemos los que nos deshumanizan. En ello, como siempre, usted tiene la última palabra.
padreleonardo@hotmail