PASADIZO SECRETO

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Escrito en OPINIÓN el

Anécdotas vividas con la maestra Anita Deándar de Alba

La primera vez que conocí a la maestra Anita Deándar de Alba fue en respuesta a un anuncio del periódico el Mañana en donde en su sección de Avisos de Ocasión se leía que necesitaban de una persona del sexo masculino que supiera escribir a máquina para labores de oficina.

Fue entonces que motivado para encontrar un trabajo acorde a mi carrera comercial con la que para ese entonces era con lo que académicamente contaba, acudí lo más pronto posible, así ser de los primeros seleccionados para la valiosa entrevista.

Con solicitud de trabajo en mano, me entreviste con la asistente de la oficina llamada Alba Nelly, persona muy alta y delgada quien amablemente me recibió, sin embargo, me aclaró que el anuncio ya tenía varias ediciones, pero que no me desanimara, ya que por falta de tiempo la maestra aun no ocupaba a la persona para el puesto vacante.

Para mi sorpresa, días después recibí una llamada telefónica en donde Alba Nelly me indicaba que la maestra Anita quería entrevistarme, ya que, según la solicitud de empleo dejada, al parecer cumplía con los requisitos que ellos solicitaban.

Recuerdo haberme puesto la ropa más cuidada que en esos tiempos tenia, acorde a un trabajo de oficina, llegando puntualmente y presentándome con la asistente Alba, ella amablemente me indico que la maestra Anita quería platicar conmigo y conocerme, pero que me esperara, que ya no tardaría en llegar.

Ahí sentado, mis ojos repasaron una y otra vez dicha oficina, me llamaba la atención que se trabajaba como en otra época, con instrumentos para esos tiempos ya añejos, algo obsoletos, pero efectivos.

De pronto vi entrar a una elegante dama, vestida con un traje sastre en color crema, portaba una gran sonrisa, saludó muy amable y pasó de frente como cual estrella de cine dejando un gran impacto en mi persona.

Nelly se levantó de prisa y la siguió a su privado, no tardo unos minutos en que me invito a pasar diciéndome y emocionadamente, ¡ella es la maestra Anita!, la que acaba de llegar.

Después de ese saludo y presentación, me invito que tomara asiento, ella se dirigió hacia mí, juro que nunca he olvidado ese preciso instante cuando la maestra Anita direcciono su mirada a mí.

Confieso que nunca en mi vida me había tocado estar de frente con una persona tan distinguida, me sentía algo así como si en ese preciso momento hubiera sacado de un libro de historias a su principal personaje para poder justo conocerla ahí.