PASADIZO SECRETO

Un PAN reprobable

Escrito en OPINIÓN el

Políticamente hablando, Nuevo Laredo ha tenido de todo, pero debido a esa necesidad de buscar siempre lo mejor, se ha manifestado por este u otro partido, sin embargo, esa alternancia ha tenido sus tropiezos, encontrando con el paso de los años un PRI aceptable, un PAN reprobable.

Pero y haciendo a un lado a estos dos, no se puede dejar de mencionar la labor que llevó a cabo en su momento el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), partido el que a través de su líder Carlos Enrique Cantú Rosas, condujo a esta ciudad hacia ese despertar a través de su excelente labor como administrador.

Por esto, se puede afirmar que a este personaje aun nadie lo ha igualado, al haber poseído ese entusiasmo, ese don y carisma nato lleno de credibilidad política y personal.

Entonces, y encumbrando al PARM en ese paréntesis de gobernabilidad que la ciudadanía le permitió, se puede estimar que después de ese efímero momento, muy pocos han logrado que al pueblo de Nuevo Laredo y como lo hizo en su momento el “Chale Boy” se le “enchine” la piel de la emoción.

Pero, dejando a un lado ese emocionante recuerdo, y retomando los triunfos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), cierto es que, para Nuevo Laredo, esa continuidad trajo no tan solo un estancamiento político, sino por igual ese sometimiento y condicionamiento al que obligadamente todos tendrían que apoyar.

Por décadas, efecto repetitivo que rayaba en esa certeza para un partido viejo, para un instituto político que sabía cómo arreglárselas para ganar todas las elecciones.

Sin embargo, cierto es también que, debido a que su línea política era la misma a nivel estatal y federal, sí que era apoyado en cuestión de obras, algunos solicitados por la ciudadanía, otros tan solo para cubrir las agendas de sus superiores en visita o por meros compromisos.

No se puede negar que el PRI sembró en esta frontera no tan solo ese semillero de buenos proyectos, sino por igual ese fortalecido partido que tradicionalmente arrasaba trienio tras trienio las alcaldías, diputaciones y cuanto puesto político se disputara en esta frontera.

Pero el hartazgo llegó, y la ciudadanía optaba por nuevas y renovadas tareas políticas, destacando un PARM, sobresaliendo posteriormente un PAN para agenciarse y absolutamente ese carisma, esa aceptación del pueblo neolaredense.

Sabido es por toda la ciudadanía de Nuevo Laredo que al PAN no le llegó el triunfo de la noche a la mañana, al haber sido esto producto de una ardua labor de honorables y arraigados militantes deseosos de terminar con el continuismo político del PRI, de años y años de actitudes y acciones de convencimiento hacia toda la población.

Y que por lo mismo el resultado de sus trabajos finalmente se reflejaba en el voto ciudadano, en las urnas, al estar frente al PAN hombres y mujeres leales, soportados por esas ideologías más que necesarias, sinceras y certeras para emprender esa tarea de gobernar a Nuevo Laredo.

Posterior de ese éxito del panismo local, a la siguiente administración se le puede considerar como un fracaso como administradores de esta frontera, al ver que la ambición cegó su visión por trabajar en bien de la ciudadanía, por igual como esos representantes, nulos fueron los resultados hacia lo que más se les demandaba.

Cierto es que el PRI se engolosinó con el poder, pero cierto también es que ofrecía resultados a su ciudadanía, trabajaba, administraba, generaba cierta credibilidad con sus actos, los proyectos tardíos llegaban, los resultados, aunque no como la ciudadanía quisiera, al menos se concretaban.

Al PRI eso fue lo que en parte lo sostuvo por décadas, cosa que no logró el PAN en tan solo escasos años por no poder mantener su credibilidad política, al comprobarse que de todo lo que prometía nada se cumplía, ver que más parecía una “empresa” de unos cuantos, que un partido político escogido para representar y gobernar a su población entera.

En este recuento, queda más que claro que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) aún es necesario en las elecciones al menos locales, pues es y ha sido por siempre un verdadero rival a vencer, la “comidilla” de la política, por lo que debe entender, que su prestigio, trayectoria y tradición ya no debe ser empañada más por componendas o falsas alianzas.

Entonces aun como miembros y con orgullo priistas, quizás sea el tiempo de recoger su dignidad, zafarse de ese pasado para renovar su presente, luchar en las próximas elecciones dándole vuelta a esa página “azul”, para nuevamente reencontrarse con sus propios colores.