Actualmente, entre tanta información que escuchamos y que podemos ver a través de las redes sociales, nos hemos encontrado con familias que refieren que ya no saben cómo decirle que ¡NO! a su peque, sin dañar su autoestima o traumarlo.
Y es que en la actualidad se habla mucho acerca de una crianza más respetuosa con la cual me encuentro totalmente de acuerdo, sin embargo, también existe mucha desinformación de lo que es y lo que no es. Esto lleva a varias familias a dudar o incluso a temerle a la palabra “no” durante la crianza de sus peques y no tan peques.
Por esto considero importante que cada familia pueda ubicar primero el tipo de personalidad o temperamento que tienen sus peques, ya que esto influye tremendamente en la forma en que nos comunicaremos con ellos y de la forma en que se aplicarán las reglas en casa.
Posterior a esto es necesario comprender que los “límites” son primordiales en el desarrollo de un peque y su entorno, los ayudan muchísimo a formarse siendo empáticos, más tolerantes, responsables y aprendiendo de consecuencias.
Entonces, ante esta necesidad del desarrollo y del ambiente como lo son los límites, el aprender a decir NO de una manera más asertiva es la clave del éxito.
Hoy te comparto algunos puntos a tomar en cuenta para poder lograrlo sin sentir que eres el o la peor del mundo, y además brindando una crianza más sana y respetuosa.
1. Busca comunicarte de manera sencilla con palabras clave y no tan largas.
2. Usa un tono de voz firme, pero sin caer en gritos o desesperación.
3. Acompaña tus indicaciones de un gesto de firmeza, no de enojo.
4. Sé respetuoso, no pidas las cosas “porque soy tu mamá” o “porque te toca”, sino brinda indicaciones con coherencia, aprende a escucharlos y repasa las normas de casa.
5. Regula primero tus emociones, aprende a mantener la calma, evita caer en los gritos, insultos o palabras.
6. Aprende técnicas de regulación emocional, sé empático y piensa en cómo se sienten ellos también, así que busca controlar tu emoción para que puedas aplicarlo en ti y después en tus peques.
7. Habla sobre las consecuencias, cuando les explicas a los peques acerca de las situaciones ellos tienden a comprender mejor y sus rabietas inclusive pueden disminuir o hasta desaparecer.
8. Aprende a ofrecer alternativas, brinda opciones donde también tomemos en cuenta lo que ellos necesitan.
9. Brinda tiempo, es válido cambiar de opinión. Brinda ese espacio de reflexión y ayúdalos a encontrar soluciones.
10. Es válido equivocarse, puedes permitir que algo suceda y dejar que el peque se dé cuenta de su error o del por qué no, esto ayuda mucho a que por ellos mismos puedan comprender la situaciones o por qué un adulto le dice que no es el momento, por ejemplo: si tu peque quiere ir y jugar en el sol, déjalo que salga y deja que él mismo te diga que tiene mucho calor o que le pica el sol, esto ayudará a que entienda el por qué tú en algún momento le dijiste que hay que esperar.
Entonces una forma inadecuada de decir NO, cuando tu peque quiere comer nieve cuando ya se comió un helado sería: “no puedes comer otro” o “ya te dije muchas veces que no puedes comer, ya comiste uno, entiende”.
En lugar de esto podríamos de manera asertiva decir: “Sé que quieres comer nieve y comprendo que tienes muchas ganas, pero acabas de comer uno y hay que dejar para que otros niños también puedan comer”. Acompañado de algo que pueda apoyarlo regulando su necesidad sería buscar un enfoque diferente como ir a jugar o acordar volver a comerla otro día.
Comprendo que este tipo de mensajes en ocasiones puede costar un poco más de tiempo y que no nos asegura tener éxito a la primera, pero lo que sí puedo asegurarte es que conforme más realices estas conductas o cambios en tu rutina y con tu peque, tendrás una mejor comunicación y serás más empática ante cada situación.
Los cambios siempre son buenos y cuando decides ser mejor padre, mejor madre, informándote y cambiando tus hábitos, viene una recompensa, aprendamos a seguir #creciendojuntos y #creciendofuertes.