Los festejos de la Pascua tuvieron lamentablemente algunos incidentes, pero uno de ellos consternó a la comunidad de forma abrumadora; se trata de una pequeña de apenas 3 años que fue atropellada mientras jugaba a romper cascarones como los demás niños en la colonia Lomas del Río.
En estos casos suelen surgir comentarios que cuestionan a los padres o a los conductores y se generan muchas conjeturas, pero a este punto, es importante dejar de lado el morbo y reflexionar como comunidad, pues en ocasiones todos fallamos.
Este fin de semana vimos a muchos jóvenes y no tan jóvenes como bólidos por las calles, muchos ya muy alcoholizados luego de varios días de consumo, pues algunos comenzaron desde el jueves o viernes, terminando el domingo con volcadoras, atropellamientos, choques y una serie de accidentes por toda la ciudad.
Para el Departamento de Tránsito y los operadores de grúas fue un día muy atareado, pues el alcohol combinado con los desvelos y la animosidad de acelerar a fondo, dejaron una serie de incidentes, particularmente una inusual cantidad elevada de atropellamientos, aunque dadas las circunstancias de los festejos de Pascua, pareciera tener mucho sentido.
La pandemia pareciera haber quedado muy atrás, pero la realidad es que sus restricciones duraron varios años y esta es apenas la segunda ocasión en que no hubo ninguna, así que aunado a las condiciones climatológicas, que de alguna manera favorecieron con su nubosidad y ausencia de lluvia -aunque con mucho calor-, se vieron festejos multitudinarios en los parques de la ciudad, pero también en domicilios particulares, con grandes reuniones que llegaron la fiesta a las calles, algo que debe tomarse con responsabilidad y respeto a las vidas y salud de los demás.
Y es que creemos que ir rápido no es asunto de los demás, que solo se ponen en peligro a uno mismo, cuando la realidad es que en la mayoría de estos accidentes, el conductor imprudente suele sobrevivir, pero lesiona gravemente e incluso han llegado a matar a terceros.