Con la asunción de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, reafirmó sus planes de declarar una emergencia nacional en la frontera con México, a donde además enviará tropas y en el marco de esto, declarar a las organizaciones criminales en México como terroristas, mientras que para los migrantes, regresar la política de “Permanece en México” y las deportaciones masivas, especialmente de aquellas personas con antecedentes penales.
Como un fuerte mensaje, la aplicación CBP One dejó de funcionar -para temas migratorios- a partir de la hora en que Donald Trump asumió el poder, por lo que los migrantes que tenían programadas sus citas de audiencia en Estados Unidos, ya no la pudieron concretar e incluso recibieron un correo electrónico en el que se les daba a conocer que efectivamente les fue cancelada su cita.
Curiosamente quienes tenían cita antes de las 11 de la mañana, lograron cruzar, sin embargo otro grupo numeroso que estaba agendado a la 1:00 de la tarde y obviamente los subsecuentes, ya no lograron cruzar para exponer su caso e incluso quienes sí pudieron concretar la audiencia difícilmente podrían tener alguna certeza de lograr el sueño americano.
Toda esta transición y arranque -o regreso- de una política migratoria más dura, llega justo en el marco de la onda gélida que afecta a gran parte de la frontera donde se ubican los puertos entre ambos países, lo que agrega un reto adicional tanto para los migrantes como para las ciudades que deben albergar a estos últimos de un clima adverso.
Como parte de su discurso inaugural insistió con lo de renombrar el Golfo de México a “Golfo de América”, algo que difícilmente podría lograr, al menos con reconocimiento internacional, pues lo que si es factible es que para Estados Unidos tenga ese nombre, tal como ocurre con el río Bravo al que los norteamericanos llaman “Rio Grande River”.
En general no hubo muchas sorpresas en su discurso, pues se trató de un repaso o reafirmación de los planes que ha estado repitiendo desde campaña y algunas que había revelado en las últimas semanas, como lo del Golfo de América, los aranceles -aunque ayer no dijo a qué países-, recuperar el Canal de Panamá y la que es posiblemente su iniciativa más pecular; de poner la bandera estadounidense en Marte.