Para muchos, ayer significó un regreso a sus actividades laborales regulares, mientras que otro numeroso segmento se reincorpora hasta el lunes 6 de enero o en el transcurso de la siguiente semana, pero de manera general, podría haber un poco de temor por todo lo que implica la cuesta de enero y los usuales incrementos en precios de diversos productos y servicios.
De alguna manera esto es normal, pero es esa incertidumbre la que da pie a los “especuladores” que Sheinbaum ha estado criticando por jugar de manera desleal con algunos precios.
Obviamente las preocupaciones de enero son una combinación del desgaste económico de diciembre en los hogares, los usuales incrementos que comentábamos en las líneas anteriores, así como la incertidumbre que traen fenómenos como la inflación y las amenazas tempranas que ha lanzado Trump de afectar giros como el comercio transfronterizo con sus imposiciones arancelarias, pero antes de que nos broten nuevas canas, es momento de buscar claridad entre todo ese ruido.
Independientemente de su ocupación, ya sea como emprendedor o como empleado, es claro que el impacto llega a todos, aunque de diferentes maneras, por lo que los planes de acción van a ser distintos también.
Lo que es un hecho, es que moderarse en sus gastos el paso lógico que la mayoría pretende implementar, aunque curiosamente dejar de ir a su restaurante favorito, por ese café a platicar o algún otro gusto que suela darse, extrapolado a muchas personas más, termina por impactar a los negocios y el usual circulante, aunque la mayoría desde hace mucho se hace a la idea de que será un mes tranquilo, pero que para el 14 de febrero se andarían reponiendo.
De alguna manera, los aumentos al salario mínimo y a la pensión del Bienestar vendrán a aliviar un poco a varios segmentos de la población, lo que podría generar ese circulante para oxigenar la economía de los neolaredenses; pues sólo con las pensiones de los adultos mayores son más de mil millones de pesos que se inyectan a la ciudad.