Como cada víspera de Día de Reyes, miles de paisanos aún peregrinan de regreso a Estados Unidos luego de pasar las fiestas con sus seres queridos en México, aunque en esta ocasión la tormenta invernal amenaza el camino de muchos.
Para los neolaredenses este periodo deja siempre algunos debates, pues mientras algunos se molestan con la saturación de los puentes internacionales que traen esas filas kilométricas por el Colosio y la siempre complicada dinámica de cruce de locales, otros se solidarizan con la odisea que representa para los paisanos que hacen un esfuerzo para estar con sus seres queridos en el fin de año.
El debate surge cuando algunos intentan poner en la balanza los beneficios que podría traer el cruce de paisanos contra las afectaciones, pero no se trata de ver esto como un negocio, pues nuestro papel como cruce fronterizo no es sólo para el intercambio de mercancías, sino que también hay un rol crucial en el rubro humanitario entre el paso de migrantes indocumentados con miras a solicitar asilo, las deportaciones y obviamente de pasajeros.
Esa parte de la solidaridad consiste en comprender la odisea por la que muchos han pasado con incidentes en su camino, desde asaltos hasta accidentes y extorsiones en alguno de los muchos municipios y estados por los que pasan.
Aún faltan algunas caravanas por cruzar, entre esas la más numerosa a mitad de semana, así como algunos paisanos que optaron por esperarse a que el flujo mayor concluyera, sin embargo, son los últimos quienes podrían enfrentar el clima más severo.
Mientras tanto, hoy miles regresan a sus labores y estarán degustando la tradicional rosca de reyes para comenzar el año de trabajo.