
Mirador
5 junio, 2019El rey Cleto oyó hablar de los milagros que hacía San Virila.
Lo hizo llamar y le ordenó:
– Haz un milagro.
El frailecito se azaró. Él no hacía milagros: se le caían, como cae el sol de Dios sobre los hombres.
El rey, irritado por el silencio de Virila, volvió a ordenarle:
– Haz un milagro.
Dijo el santo:
– Está bien. Pero será uno solo.
– Uno que sea -admitió el rey.
Entonces San Virila hizo un movimiento de su mano y el rey Cleto quedó convertido en mosca. Clamó el monarca con angustia:
– ¡Devuélveme a mi ser original!
Respondió San Virila:
– Dijimos que un solo milagro.
Por ahí anda la mosca todavía.
¡Hasta mañana!…