Cuando en cualquier lugar del mundo algún periódico antiguo cierra sus planas por última vez, todo aquel que se considere auténtico periodista, debe conservar duelo en la conciencia y en el corazón.Contemplar la caída de un árbol frondoso, causa la misma conmoción. Un árbol en plenitud de madurez cuya sombra ha cobijado, a lo largo de los años, el crecimiento de una ciudad a la que ha obsequiado sus mejores frutos.En 1948, Nuevo Laredo tiene como presidente municipal a don Heriberto Deándar Amador. La ciudad goza de pleno desarrollo, el tipo de cambio está a $5.74 pesos por dólar; el movimiento en el puente internacional se registra estrepitoso; se inaugura el templo masónico para las logias Redención 12 y Alba 9; el proceso del microfilm llega al periódico Laredo Times; el equipo de béisbol Los Tecolotes se perfila a triunfos definitivos; se ultiman detalles para inaugurar la Secundaria Nocturna cuyas clases serán impartidas por profesores voluntarios, y están a punto de iniciar los festejos conmemorativos del Primer Centenario de Nuevo Laredo.Los calores en mayo se manifiestan a 110 grados Fahrenheit, lo más alto desde 1909. En plena temperatura elevada, el 23 de ese mes, nace El Diario de Nuevo Laredo. Bendice la maquinaria el sacerdote Enrique TomásLozano y el editor en jefe es el señor Jesús Sans Cerrada. Tras adquirir el completo de las acciones, se convierte en su propietario y director, don Ruperto Villarreal Montemayor, reconocida figura de la radio.El Diario certifica con tinta los sucesos mundiales durante 72 años. Atestigua la segunda mitad del siglo XX y las primeras dos décadas del XXI. Contempla la abdicación de la reina Guillermina de Países Bajos, en favor de su hija Juliana, y la abdicación de Juliana en favor de su hija Beatriz, y la de Beatriz en favor de su hijo Guillermo, rey actual.Revela todos los días, entre tantas, noticias como el establecimiento de la República Popular de Corea (del Norte); la creación del Estado de Israel; los magnicidios de Mahatma Gandhi y John Kennedy; el primer trasplante de corazón; la guerra de Vietnam; la llegada del hombre a la luna; la caída del muro de Berlín; el reinado de los Papas Pío XII, Juan XXII, Paulo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco; la salida de la primera grabadora de cinta magnética; la transición del linotipo de metal al offset; el paso del teletipo a la Internet y sus derivados…Historias diarias recogidas por sus reporteros, opiniones diarias de sus editorialistas, fueron abonando las raíces de ese árbol fecundo que fue El Diario, y al que todos los días nos arrimábamos a disfrutar de su frescor. El tiempo es inexorable y a la falta del tronco, las siete ramas primordiales fueron extendiéndose hacia otros jardines no menos importantes. De común acuerdo, con esa armonía derivada de la disciplina y el rigor familiar, se concertó la desaparición del órgano informativo a partir del día primero de los corrientes, no sin antes brindar gratuitamente, durante los últimos seis meses, las hojas impresas a sus lectores de los dos Laredos.Un recuerdo particular con agradecimiento a los Villarreal-Montemayor y Villarreal-Marroquín, por la generosa cobertura que brindaron al Evento Nacional Intertecnológico realizado en 1975 en esta ciudad, porque concedieron la importancia adecuada y a través de sus notas dieron relevancia más allá de la frontera, a este acontecimiento organizado por mi esposo, ingeniero Juan Leonardo Sánchez Cuéllar, entonces director del Instituto Tecnológico local.Me adhiero a la inquietud expresada por la escritora Cynthia Rodríguez Leija, sobre qué destino asumirá la Hemeroteca del Diario, con la sugerencia de que el lugar idóneo para reposar por el resto de los siglos, sea, en primer lugar, el Archivo Histórico Municipal y, de no ser factible, la sede de la Coordinación de Bibliotecas que conduce el poeta Alfredo Arcos.¡Serenísimo sueño eterno a aquellas páginas de la historia laredense, y al pregón de los voceadores en las calles: “¡Diario! ¡Diario! ¡Diario! ¡Aquí está El Diario!”. Su repentino silencio, es nuestro silencio también.Septiembre 13 de 2020.