PIEL ARTIFICIAL

La piel artificial da pasos en su desarrollo

Esta piel es un hidrogel gelatinoso y hace que las yemas de los dedos del robot se parezcan a la de los seres humanos

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Investigadores del Instituto Tecnológico de California han desarrollado una piel artificial que otorga a los robots un sentido del tacto similar al de los seres humanos, permitiendo que esta piel les habilite detectar por ejemplo la temperatura, la presión e incluso productos químicos tóxicos, y todo con un simple toque, como señala un estudio elaborado por el especialista en máquinas tragamonedas Betway.

Esta piel es un hidrogel gelatinoso y hace que las yemas de los dedos del robot se parezcan a la de los seres humanos. Cabe aclarar que incrustado dentro de este hidrogel están los sensores que dan a esta piel artificial su capacidad para detectar el mundo que le rodea.

Hasta ahora los investigadores han acoplado esta piel a un sistema interactivo que permite a los humanos controlar al robot a través de sus propios movimientos musculares mientras reciben retroalimentación.

La plataforma de detección robótica multimodal, denominada M-Bot, integra la piel artificial con un brazo robótico y sensores que se adhieren a la piel humana. Un sistema de aprendizaje automático que interconecta ambos permite al usuario humano controlar el robot con sus propios movimientos mientras recibe información a través de su propia piel. La plataforma pretende dar a los humanos un control más preciso sobre los robots, al tiempo que los protege de posibles peligros.

Las actuales pieles electrónicas pueden notar cambios de temperatura de menos de una décima de grado centígrado a lo largo de un rango de 5 grados. La nueva piel puede notar cambios que son un orden de magnitud menores y tiene una sensibilidad dos órdenes de magnitud superior al de otras pieles electrónicas a lo largo de un rango de 45 grados de temperatura.

Hasta ahora, la piel es capaz de detectar estos diminutos cambios a lo largo de un abanico de temperaturas que abarca aproximadamente entre los 5 y los 50 grados centígrados (entre 41 y 122 grados Fahrenheit), lo cual es útil en aplicaciones biomédicas y en robótica.

Como siguiente fase de esta línea de investigación y desarrollo, al equipo de investigadores les gustaría ampliar ese rango hasta los 90 grados centígrados (194 grados Fahrenheit). Ello haría que estos sensores resultasen adecuados para aplicaciones industriales, como por ejemplo sirviendo de sensores térmicos en la electrónica de consumo, o como pieles robóticas para mejorar las interacciones entre humanos y robots.

La piel artificial tiene ventajas sobre el cultivo celular tradicional porque imita un entorno muy similar al que tenemos en nuestra piel. En primer lugar, porque tenemos la presencia de diferentes tipos de células que se comunican entre sí, en comparación con el cultivo de células en 2D en el que solo se utiliza un tipo de célula.

Además, estas células se están relacionando con el colágeno, la principal proteína de la dermis de nuestra piel, mientras que en los cultivos de células 2D, las células están adheridas a una superficie plástica que no tenemos en nuestro cuerpo. De esta forma, la piel artificial tiene similitudes morfológicas y fisiológicas con nuestra piel humana.