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Estas son las posibles razones de que tu Wi-Fi no funcione bien

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¿Tu Wi-Fi no funciona como debería? ¿Tienes caídas constantes? ¿No va rápido? ¿O no se conectan tus dispositivos? Estos son problemas habituales de la conexión inalámbrica a internet, pero eso no quiere decir que todo el mundo sepa cómo hay que solucionarlos.

Los mayores enemigos del Wi-Fi

Una de las causas más comunes de los problemas con la señal Wi-Fi son las interferencias. Dispositivos como el microondas, los teléfonos inalámbricos… operan en la banda 2.4 GHz, lo que puede interferir con nuestra propia red, causando una conexión inestable o lenta, algo especialmente frustrante en diversas situaciones, como jugar al casino online o ver algún programa en una plataforma de streaming. Además, si vivimos en un bloque de apartamentos, las propias redes de nuestros vecinos también pueden congestionar los canales de transmisión, generando el mismo problema.

Los obstáculos físicos también aportan su granito de arena. Las paredes, especialmente si son gruesas o están hechas de materiales como el cemento o el metal, pueden bloquear o debilitar significativamente la red inalámbrica. Esto es un problema importante en hogares grandes o con múltiples pisos, donde la señal del router no puede llegar de manera uniforme a todas las zonas del recinto.

Hay varias soluciones para estos dos problemas. El más obvio es mover tu router a una ubicación más central dentro de casa, lejos de otros dispositivos electrónicos y en un lugar donde haya menos obstáculos. Otra alternativa es cambiar el canal de tu Wi-Fi para evitar la interferencia de otras redes cercanas. Cambiar de la banda 2.4 GHZ a la de 5 GHz, si tu dispositivo es compatible, puede ofrecer una señal más clara y rápida, pero con un rango de alcance menor.

Equipos obsoletos y configuraciones incorrectas

Usar equipos antiguos o mal configurados puede ser también una fuente de problemas. Los routers suelen tener una vida útil y sus componentes se vuelven obsoletos con el tiempo. Si tu router tiene más de cinco años, puede que se haya quedado atrás con respecto a las demandas de velocidad y dispositivos conectados de hoy en día. Los terminales más antiguos también pueden no ser compatibles con los últimos estándares de Wi-Fi, como Wi-Fi 5 (802.11ac) o Wi-Fi 6 (802.11ax), que ofrecen una mayor velocidad y capacidad para manejar múltiples dispositivos al mismo tiempo.

Si tu router es relativamente nuevo, es muy posible que este no sea el problema… pero sí su configuración. La predeterminada debería ser suficiente para funcionar en un primer momento, pero puede volverse un problema con el paso del tiempo al tener más carga de trabajo… o incluso por un uso malicioso de algún vecino. Una contraseña débil puede permitir que personas no autorizadas se conecten a tu red, consumiendo tu ancho de banda y ralentizando tu conexión. Una elección incorrecta de la banda o no actualizar el firmware del dispositivo también puede dar lugar a una mala conexión.

Si sospechas que tu router es la causa de los problemas, considera actualizarlo a un modelo más reciente que sea compatible con las últimas tecnologías. Además, revisa las configuraciones de seguridad, cambia la contraseña regularmente y asegúrate de que el firmware esté siempre actualizado para garantizar un rendimiento óptimo.